El Observatorio Europeo Austral (ESO) ha descubierto la mayor estrella amarilla -con más de 1 300 veces el diámetro del Sol-, lo que la convierte en una de las diez estrellas más grandes detectadas hasta el momento, informó hoy este centro en un comunicado.
Esta hipergigante, detectada con el interferómetro del telescopio VLT (Very Large Telescope) del observatorio de la Costa Azul en Niza, Francia, forma parte de un sistema compuesto por dos estrellas, donde la segunda, de menor tamaño, se encuentra en contacto con la hipergigante.
Las investigaciones de la HR 5171 A (1), como se conoce formalmente a la estrella amarilla, han sido realizadas durante sesenta años, algunas veces incluso por aficionados, e indican que este extraño objeto, mayor de lo esperado, cambia muy rápido y ha sido detectado en una fase muy breve e inestable de su vida.
Debido a esta inestabilidad, las hipergigantes amarillas expelen material hacia el exterior, formando una atmósfera grande y extendida alrededor de la estrella.
Se convierte así en la estrella amarilla más grande conocida y entra en la lista de las diez estrellas más grandes, con un 50% más de tamaño que la famosa supergigante roja Betelgeuse y alrededor de un millón veces más brillante que el Sol.
Los astrónomos utilizaron en la investigación una técnica llamada interferometría que combina la luz recogida por múltiples telescopios individuales, recreando un telescopio gigante de más de 140 metros de tamaño.
“Las nuevas observaciones también mostraron que esta estrella tiene una compañera muy cercana, formando un sistema binario que nos ha sorprendido”, describió hoy en un comunicado Olivier Chesneau, líder del equipo internacional de colaboradores de la investigación.
La estrella pequeña, que orbita la hipergigante cada 1 300 días “puede influir en el destino de HR 5171 A, por ejemplo, haciendo que expulse sus capas exteriores y modificando su evolución”, añadió Chesneau.
Las amarillas hipergigantes son muy poco usuales. Solo se conocen alrededor de una docena en nuestra galaxia, y a pesar de la gran distancia que lo separa de la Tierra (cerca de 12 000 años luz), el objeto puede verse a ojo agudizando la vista.
Además, se ha observado que HR 5171 A se ha ido haciendo más grande y enfriándose en los últimos cuarenta años, y su evolución ha sido captada en pleno proceso, algo que se ha conseguido con muy pocas estrellas y puede ayudar a comprender los procesos evolutivos de las estrellas masivas en general.