Wilson Pico no tiene celular, así que el email fue el camino hacia él. Para esta época de hiperconexión, de alertas que nos permiten saber que los mensajes han llegado y han sido leídos por el destinatario, esperar por la respuesta fue un disparador de la ansiedad periodística. Después de unas horas, sin embargo, el bailarín marcó mi número y nos pusimos de acuerdo para hacer una entrevista vía telefónica, paradójicamente, acerca de la revalorización del contacto físico.
Con el estreno de ‘Pequeñas astucias’, Wilson Pico inició, la semana pasada, la celebración de 50 años ininterrumpidos de carrera artística. Un mundo de constante experimentación, que incluye un trabajo alternado como coreógrafo, bailarín, maestro y director de danza y teatro.
No es la primera vez, ocurre siempre. Al ver las coreografías de Wilson Pico, un dolor festivo ingresa en la sangre, la calienta y la torna tierra seca: “polvo enamorado”, diría el poeta. Esa sensación se extiende también con ‘Secretas esencias’, tres piezas en las que el bailarín se da al desentrañamiento de tres personajes tradicionales de las fiestas populares del Ecuador.