Hay un componente de la guerra psicológica llamado "asesinato de la reputación". El mayor experto en estos crímenes morales fue el alemán comunista Willi Münzenberg. En gran medida, las naciones, como las personas, viven de la imagen que proyectan. Es un arma muy antigua perfeccionada durante la Guerra Fría. Israel es víctima constante de estos ataques.