El Partido Comunista Chino, que gobierna el país de 1.300 millones de habitantes, se propuso desarrollar desde 1978, con el líder Deng Xiao-Ping, una “política socialista de mercado” para “la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada” como dice el poderoso Presidente Xi que visitó Ecuador la semana pasada. Para eso planifica y ejecuta sus planes quinquenales inclusivos de modernización, de manera que el progreso llegue a la mayoría de la población.
Para empezar, como el Ecuador no es atractivo para las inversiones por su tamaño, su capital humano retrasado, necesita ofrecer más perspectivas ciertas de rentabilidad que sus países vecinos, por ejemplo, para animar a los capitalistas internos y externos a correr el riesgo de invertir, sin lo cual nada se podrá hacer.
Quien sea candidato a la presidencia de la República debe decir cómo va a restablecer el crecimiento económico sin retrocesos sociales, qué políticas públicas democráticas aplicarán para que la economía funcione bien para todos, tanto para los dueños del capital como para los trabajadores formales y vulnerables. Usualmente las campañas electorales se reducen a ofertas irresponsables y demagógicas, para agradar al potencial elector, pero ahora cuando la población es más exigente e informada y quiere saber cómo y con qué van a cumplir con sus ofrecimientos.
Luego de una década de confrontación frenética necesitamos serenidad para salir de la crisis y encaminarnos a lograr una prosperidad compartida y en paz.
Las proyecciones pesimistas del FMI para el próximo quinquenio se cumplirán si el Ecuador no hace lo necesario para salir de la situación en que se encuentra.
Si no queremos competir no firmemos acuerdos de libre de comercio. Estos, por definición, se basan en compromisos de apertura recíproca de los mercados concernidos para aumentar y diversificar el comercio internacional. Alrededor de esta tendencia globalizadora los países se alinean en propugnadores del liberalismo económico o protectores de su producción nacional, que son dos posturas que han marcado la historia del intercambio comercial.
Luego de una década de autoritarismo fujimorista Perú ha reconstruido una democracia de baja intensidad, respetando las libertades y aplicando una política macroeconómica liberal y estable, que el nuevo presidente continuará. Conocí a Pedro Pablo Kuczynski -PPK- cuando fue Ministro de Petróleos del Presidente Fernando Belaunde y desde entonces se advertía que podría tener un destino nacional. Hombre sencillo y simpático, economista prestigioso con experiencia internacional y en la función ejecutiva de gobierno, llegó a la Presidencia del Perú con el voto caudaloso del antifujimorismo.
Como en la vida, la relación entre vecinos siempre debe cuidarse con esmero y más aún cuando se trata de países de tanta similitud y raigambre histórica.
Si por salida entendemos tener un crecimiento económico sostenido y a la vez disminuir la pobreza estructural, no la hay. Ni pronto ni en el mediano plazo, porque la implementación política ha sido miope al no haber priorizado la modificación de la estructura productiva caduca y no disminuir la desigualdad como sostén del crecimiento. Al habernos retrasado en la preparación moderna del recurso humano no tenemos un progreso sólido de la productividad y mientras esto subsista no hay salida para el Ecuador. Esta es la cuestión de fondo.
Sería un macro error contratar un macro crédito de 13 000 millones de dólares para financiar un macro proyecto que no es prioritario porque no genera gran empleo y simplemente refinaría petróleo para hacer productos primarios como combustibles sin mayor valor agregado.
El populismo surge como reacción frente a estados oligárquicos que no permiten la intervención del pueblo en la toma de decisiones que le afectan. Populismo hay en todas partes. Mientras haya pobreza, injusticia social, marginación y mala educación, habrá un ambiente proclive a la presencia de líderes demagógicos que apelan a la exacerbación emocional para ofrecer todo a cambio de popularidad.
Para que la privatización de las empresas estatales tenga respaldo de la opinión pública se debe saber en qué van a gastar los millones de dólares que se obtendrían. Para que sea conveniente no solo debe ocurrir un cambio de propietario del negocio existente sino prever una mejor productividad.
Las cláusulas de salvaguardia que prevé la Organización Mundial de Comercio son medidas de protección para influir en las importaciones, siempre que sean justificadas para lograr aumento del nivel de vida de la población. Entre ellas, las restricciones por dificultades en la balanza de pagos de los países miembros.
La resiliencia se define como la capacidad de las personas, comunidades, instituciones, empresas y sistemas de una ciudad, para sobrevivir, adaptarse y crecer, independientemente de las tensiones crónicas e impactos agudos que puedan experimentar. La devastación de las ciudades del Litoral demuestra que ellas no han sido resilientes.
La política comercial del Ecuador va a estar condicionada a los compromisos del acuerdo pactado con la Unión Europea (UE).
Cuando en 1986 Fidel Castro dijo que en América Latina no hay que pelearse con la Iglesia Católica ni con la Embajada americana, sabía la hondura de los efectos perversos del embargo económico de EE.UU., que llevó a Cuba a depender de la ayuda de la Unión Soviética y que en todo caso le arrinconaba a subsistir aunque fuese en el umbral de una pobreza digna.
Cuando se piensa en voz alta con inusitada frecuencia, se corre el riesgo de que se caigan las palabras de la boca y ya no sea posible recogerlas. Esto en la vida cotidiana de la gente trae problemas de convivencia, pero en las cuestiones de Estado puede ser una causa de beligerancia innecesaria y de turbulencias evitables que afecten directamente a las expectativas racionales de los ciudadanos.
Quien quiera que sea el próximo presidente del Ecuador deberá superar la crisis con visión del futuro y conciencia del presente; soslayando el petróleo y sabiendo que el mundo camina hacia la liberación comercial en donde no caben proteccionismos ni subsidios, sino solo la productividad creciente.
La dinámica económica depende del consumo de los habitantes de un país y si este disminuye sostenidamente se engendra una recesión en la que todos perdemos. Tal como está la guerra de precios del petróleo en el mundo, la proyección del 2% de decrecimiento de la economía ecuatoriana, que el Banco Mundial hizo hace dos meses, tenderá a ser revisada hacia abajo si no se toman medidas oportunas y sin precedentes, especialmente para mantener la tendencia del consumo (no del consumismo), comprometiendo al país a un “Pacto Nacional Anticrisis” sobre la base de nuevas actitudes y de medidas heterodoxas porque las ortodoxas no han funcionado y no cabe insistir en lo que no funciona.
El décimo año de gobierno requiere una acción superior porque lo que se haga en los próximos meses configurará el tamaño y la naturaleza de lo que será el país sin excedentes petroleros, para lo cual se precisa de un programa distinto al pretérito, con el menor perjuicio posible para las mayorías nacionales.