Atónitos, nos enteramos que el presidente del Consejo de Participación tiene carné por discapacidad auditiva y visual de 81%. Los problemas audiovisuales se corrigen con lentes y audífonos, y no causan discapacidad, peor 81%. El presidente del organismo cuyo objetivo es la prevención y combate a la corrupción, aparece mirando al entrevistador, escuchándolo y respondiendo. Para el ciudadano común, 81% significa requerir atención permanente y la imposibilidad de realizar tareas cotidianas, peor trabajar.
Un gran paso para restructurar la deuda externa, es el acuerdo preliminar con los tenedores de bonos, que consiste en diferir en promedio de cinco años la amortización de la deuda en bonos, la consecución de un período de gracia en el pago de intereses, y la reducción de la tasa de interés. Esto evita un default y abre la puerta a la restructuración de toda la deuda externa.
A fines de 2017, el Presidente dispuso el cierre del catastro minero. Son ya dos años y medio en que permanece cerrado. No se ha podido otorgar nuevas concesiones, registrar cambios en derechos. Quito abunda en representantes de las grandes mineras internacionales que desean invertir en el país, en primera línea mundial para prospectos mineros. Están BHP, Codelco y Angloamerican, las mayores mineras del mundo en cobre, Newcrest, de las mayores en oro, y docenas más. Pero la espera, las desespera. Como que a Ecuador no le interesa esta inversión. Los capitales buscarían otros destinos.
El 23 de marzo, Cusco (3 310 metros de altura), que vive del turismo, tuvo sus tres primeros muertes por covid, tres casos cero, por así decir: ciudadanos mexicano, chino y británico, respectivamente. La antigua capital imperial se preparó para un duro golpe de la pandemia... Y nada. Tres meses después el departamento del Cusco reporta una mortandad acumulada de 21, el 1.2% de las personas a quienes se les comprobó la infección. Lima (101 metros), sin embargo, está asolada (3 278 muertos oficiales). Bogotá (2 630 metros), de tamaño e importancia comparable, solo 422 fallecidos.
De esta crisis fiscal vamos a salir, aunque dolorosamente. Los gobiernos no quiebran. Debido a la renuencia a reducir el tamaño del Estado muchas cuentas se pagarán con papeles presumiblemente de largo plazo. Lo trascendental es tratar de atisbar a qué salimos.
La vi en televisión. Una azafata en medio de la protesta, lamentaba su pérdida de empleo después de largos años de trabajo diligente. Me generó empatía, ya que me consta el buen servicio con sonrisa en los labios que brinda el personal de TAME.
Como pugilista que se levanta a la cuenta de ocho, turulato, y sorpresivamente asesta un quiño y tumba a su rival, el gobierno de Lenin Moreno ha tenido una sorpresiva recuperación en la segunda quincena de mayo. Logró la aprobación de sus dos leyes económicas urgentes, y mientras analiza los posibles vetos parciales respectivos, adopta medidas para indicar a la nación y al mundo, que el ajuste va en serio.
Quito entró a la cuarentena con mucha aprehensión, temerosa que se repitiera la tragedia de Guayaquil, donde ha habido unos diez mil muertos más de lo habitual desde mediados de marzo. Se cumplen dos meses, y se advierte un mayor impacto de la pandemia, con incremento en número de fallecidos incluso cadáveres recogidos en las calles; los hospitales están colmados de enfermos de covid-19, pero no han colapsado como fue el caso de Guayaquil. En suma no parecería que el azote de la pandemia en Quito sea distinta a la que viven Lima o Bogotá, y lejos de la tragedia de Guayaquil, candidata a ser la ciudad más afectada por la pandemia en el mundo.
La perspectiva de afuera es que Ecuador está en grandes dificultades, y sus élites se contentan con dejarse llevar por la marea, sin tomar las riendas de su propio destino. Consideran que todo préstamo que se conceda a Ecuador, irá a saco roto. Y como no podrá re pagarlo, están renuentes a prestarle.
Estamos tocando fondo, lo que muchos no creímos posible: “El Ecuador es país corcho”. Pero a este corcho lo arrastra al fondo una carga de plomo.
Mal comprendido, por muchos, que en marzo 24 Ecuador haya pagado a los inversionistas USD 324 millones por el remanente de los bonos 2020, y que para los intereses vencidos, USD 216 millones, se haya acogido solo a los 30 días de gracia. Que se suspenda todo pago de la deuda, que la emergencia sanitaria requiere todo los recursos, se pronunció la Asamblea, tomando una posición que es de suponer se ganó simpatías.
Hoy, la atención está en superar la pandemia con el mínimo de pérdida de vidas, sacrificando la actividad económica. Para cuando la superemos, será necesario reflexionar sobre nuestras prioridades en el manejo de los recursos del Estado, en particular de la renta petrolera.
El precio del petróleo se precipitó a su nivel más bajo en 18 años, por debajo del que tuvo en 2015-2016, y en ese bajo nivel, fluctúa erráticamente. Las perspectiva en corto plazo es que caiga más. Para Ecuador, el efecto inmediato es el deterioro de su balanza comercial, el riesgo de quedarnos sin dólares, y el agravamiento de su situación fiscal. Una vez que el mundo supere la crisis del coronavirus, sin embargo, la renta petrolera podría convalecer.
Llené el tanque de mi auto con Súper. USD 2,90 el galón. Esa es la media del precio en los 50 estados de EE.UU.; los que la venden a mayor precio, es que le cargan impuestos. Florida cobra USD 2,96.
Cuando los países andinos negociábamos el acuerdo comercial con los EE.UU., hace quince años, vino a asesorar quien fuera jefe negociador de Chile para el acuerdo con EE.UU. El embajador Rosales comparó un acuerdo con EE.UU. con el cometa Halley: aparece brevemente cada varias décadas (Halley cada 75 años); hay que agarrarlo cuando pasa, de lo contrario hay una larga espera hasta que vuelva.
Corría 1999; Mahuad bregaba por impedir el naufragio del Titanic. La banca sufría de una aguda crisis desde 1995 por la fuga de capitales financieros internacionales debido al conflicto con Perú y la destitución del vicepresidente.
La economía crecerá mínimamente en 2020, situación que persistirá mientras los costos de producción sean tan altos, y que los ingresos estatales se diluyan en mantener una pesada burocracia.
Estas Navidades mis pensamientos están con quienes no tienen empleo formal. Ya son cinco años en que el país destruye empleo. En septiembre 2014, cuando empezaba a caer el precio del petróleo, Ecuador tenía una población urbana en edad de trabajar (PET) de 7,8 millones, de los que 2,8 millones tenían empleo adecuado, el 36%. En estos cinco años, la PET aumentó en 800 mil a 8,6 millones. Si el mercado laboral se hubiera mantenido igual, de estos 800 mil, el 36% hubiera conseguido empleo adecuado: 287 mil empleos nuevos. Pero no fue así. No se creó ni un solo empleo nuevo; más bien se destruyeron 170 mil.
En visita a México como presidente electo, Alberto Fernández declaró que Lula, Corra y Cristina fueron “víctimas de un sistema judicial que articularon para perseguir a los líderes populares”. Las fotos de la posesión del binomio Fernández-Fernández muestran a Rafael Correa eufórico abrazándose con el flamante presidente argentino.
El domingo tuvo lugar la primera exportación de concentrado de oro de Fruta del Norte, de Lundin Gold. A fines de noviembre se embarcó rumbo a China la primera carga de un polvo rico en cobre de la mina Mirador 1, de Ecuacorriente. Ambas estás en la Cordillera Cóndor, y su producción alcanzará la plenitud en 2020.