Al menos 471 años antes de que Cristóbal Colón tocara tierra en América, los vikingos ya habían llegado al nuevo continente.
ADN de restos óseos antiguos ha revelado que muchos vikingos no eran naturales de Escandinavia sino procedentes de otras latitudes o de zonas conquistadas. Además tenían el pelo castaño, no rubio.
Los científicos han descubierto cepas extintas de viruela en los dientes de los esqueletos vikingos, lo que demuestra por primera vez que la enfermedad mortal afectó a la humanidad durante al menos 1 400 años, según un estudio que publica la revista 'Science'.
Los asentamientos vikingos se expandieron, durante buena parte de la Edad Media, por buena parte de la zona norte de Europa. Llegaron incluso a zonas de Sicilia y de África del Norte, pasando por buena parte de las islas que conforman hoy el Reino Unido, así como por una enorme parte de la región escandinava. En Europa Oriental, incursionaron en la zona del Mar Negro y, en Francia, se asentaron en Normandía. Más hacia el norte, colonizaron Islandia y Groenlandia e incluso llegaron a Vinland, unas islas de América del Norte en lo que hoy se considera territorio canadiense.
Un arqueólogo aficionado encontró en Finlandia, en un muy buen estado de conservación, una espada milenaria, correspondiente a la etapa vikinga, anunció la Oficina nacional de antigüedades, que prevé exponerla.
El origen del caballo islandés, una raza de equinos pequeños y robustos parecidos a los ponis, podría situarse en la Inglaterra de la Edad Media y no en Escandinavia, según un estudio publicado el lunes 8 de agosto de 2016 por la revista científica Current Biology.
El pequeño pueblo a 75 kilometros al norte de Winnipeg es el hogar de la mayor concentración de ascendencia islandesa fuera de Islandia. Durante cuatro días cada año en agosto acoge el festival anual de verano Gimli que atrae a más de 70 000 visitantes.
El museo Martin Gropius Bau de Berlín acogerá a partir de mañana, y hasta el próximo 4 de enero, la mayor exposición internacional dedicada a los vikingos que tiene lugar en la ciudad desde hace 20 años.
La vida de los vikingos entre los siglos IX y XI centra una exposición del Museo Británico, que retrata a los legendarios escandinavos como comerciantes y algo pacificadores, además de guerreros agresivos que saqueaban iglesias y monasterios.