Los sismólogos prevén un evento de gran magnitud que azotará el país en algún momento. Muchas urbes, como Quito, no están preparadas para resistir.
Las Saturnales, esas fiestotas que celebraban los romanos en el solsticio de diciembre en honor al dios Saturno, fueron la génesis de la Navidad como hoy la conocemos.
El monitoreo del proceso volcánico del Cotopaxi es eficaz, pero necesita un sistema de alerta de rayos láser para medir los cauces de los ríos en caso de lahares.
Las tradiciones de los pueblos deben ser preservadas porque son legados. No obstante, algunas de estas costumbres, como los toros populares, se deprecian sin remedio.
Los 283 560 km del Ecuador están llenos de volcanes activos y fallas geológicas. Centros históricos y construcciones informales son más vulnerables a los sismos.
En la sociedad actual, el día a día de los adultos mayores puede ser opresivo y excluyente. No obstante, sí hay actividades que ayudan a mejorar su calidad de vida.
Los paros y la pandemia complicaron el día a día del 1 800 000 ecuatorianos mayores de 60 años. Las actividades sociales de este grupo etario casi desaparecieron.
La Ordenanza Metropolitana 0283 norma el arbolado público urbano, pero eso se cumple poco o nada. Muchos parques barriales están deteriorados o destruidos.
ignorancia de las ordenanzas metropolitanas aumenta la inseguridad ciudadana. El caos en el diseño y la construcción de aceras.
La recuperación del patrimonio solamente por medio del arte es insuficiente. Es imprescindible rescatar los inmuebles patrimoniales que están en estado crítico..
Estos recuperan lentamente su rutina y su dinamia, mientras mejoran sus relaciones humanas y sociales.
La especialización es un requisito para las ciudades de hoy. Las metrópolis nacionales tienen muchos problemas y trabas para adaptarse a esa realidad.
No hay disensos. La inseguridad del país asusta y ha hecho que los ciudadanos vivamos con el alma del lado de afuera o, como dicen los antiguos, en un hilo.
La vida nunca fue fácil en una ciudad fundada sobre riscos de miedo y 182 quebradas igual de opresivas, con la ira de un volcán.
Eso de que uno de los problemas de Quito es la construcción informal, que sobrepasa el 60% de las 764 167 viviendas que existen en el Distrito Metropolitano de Quito, es un asunto requeteviejo. Y lleva adosado varios males urbanos. El más preocupante es que aumenta el riesgo de catástrofe en proporción geométrica a la magnitud de un terremoto.
Los sismos que se están sucediendo en diversas partes del mundo se están llevando los titulares más destacados de todos los medios informativos.
Al ver esas ruinas de piedra y ladrillo, en forma de gradas ovaladas que se abren paulatinamente mientras la edificación se eleva, la mayoría de personas pensaría que se trata de uno de esos famosísimos teatros donde los griegos se divertían; y donde se montaron muchas obras inmortales de los maestros como Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes.
Son noticias para poner los pelos de punta a todos quienes vivimos en esta tierra de volcanes y terremotos: muchas -por no decir todas- las ciudades del país son totalmente vulnerables a la acción de los fenómenos naturales como los sismos. Otras, además, a la de las erupciones volcánicas.
El acelerado proceso de urbanización ha convertido a Latinoamérica en un reducto urbano. Quito, obviamente, no escapa a esta determinante. Pero Latinoamérica no es la excepción sino la regla, según las conclusiones del Informe Mundial de Ciudades 2016 (WCR2016, por sus siglas en inglés). La indetenible urbanización del planeta hace que más de la mitad de los habitantes de la Tierra viva en las urbes y, según el Informe en el 2050 serán los dos tercios, algo parecido a una espada de Damocles pendiendo sobre las cabezas de más de 6 000 millones de seres humanos. En las 600 grandes urbes del mundo vive una quinta parte de la población y se genera el 60% del PIB global. En 1995 había 22 grandes ciudades y 14 megaciudades en el mundo; hoy ambas categorías se han multiplicado por dos. ¿Qué lecturas genera esta preocupante realidad? Para el Informe Mundial, el mensaje es claro: hay que cambiar de paradigma porque el modelo actual es insostenible. Esas son palabras de lindo significante pero d
El sismo que asoló a las provincias costeñas, el sábado 16 de abril, también desató una infinidad de réplicas de otro cariz, que colapsaron las redes sociales: los remedios y las soluciones para diseñar y levantar edificaciones que resistan los sismos más severos.