Si consumimos tantos combustibles es porque tienen un precio tan bajo en el mercado local,
Los gerentes encargados de suministros en todo el mundo la están pasando mal porque o no consiguen los insumos que necesitan (desde trigo hasta microchips) o, cuando los consiguen, no logran transportarlos a tiempo hasta el lugar en que los necesitan.
En el año 2021, la economía ecuatoriana, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, va a ser un 5% más pequeña que en el 2019. Ese número es el resultado de sumar la caída del 2020 y la recuperación del 2021.
La propuesta del Gobierno de reforma a la Ley Orgánica Monetaria y Financiera, Comyf, es de esos proyectos que destilan sensatez, véaselo por donde se lo vea. Lo interesante es que hay gente que se opone a la reforma. ¿Por qué será?
Al viernes antepasado, las reservas internacionales del Banco Central eran de casi USD 7 200 millones. Eso suena a un montón de plata. Es un montón de plata. Pero no es suficiente. No es ni de lejos suficiente.
La idea de una renta básica universal no es nueva, pero en el Ecuador su ingreso en el debate público es más bien reciente. Lo interesante es que quienes la han traído al país lo han hecho copiando de una manera mecánica lo que se propuso para realidades muy distintas a la nuestra.
Tenemos una muy mala Constitución. Y eso se puede ver en diferentes aspectos de su redacción, donde es evidente una mezcla de ignorancia, autoritarismo, populismo y ceguera ideológica. Pero también tiene artículos que amalgaman un cierto resentimiento contra las élites y una enorme dosis de provincialismo, por ejemplo, esa absurda prohibición de que altos funcionarios públicos puedan trabajar en las instituciones multilaterales.
El Fondo Monetario Internacional está haciendo cosas bastante exóticas. Pero en general son buenas. Algunos de los temas ligados con el Acuerdo vigente van en esa línea y deberían apoyarse.
Pocas cosas son tan duras para un populista como quedarse sin plata. El populismo florece cuando los gobiernos tienen abundantes recursos y los pueden distribuir a manos llenas.
Sí, parece que sí, pero esa afirmación hay que hacerla con cierta cautela y algunas salvedades. Los datos, que hablan de una mejora en el mercado laboral, no son totalmente comparables, pero la escasa información que hay indica que hubo un grave deterioro en el empleo entre diciembre 2019 y junio 2020, para luego mejorar en algo.
En teoría, en una democracia, el voto de un ciudadano debería pesar lo mismo que el de otro. Pero en el Ecuador no es así porque en lo que se refiere a la capacidad de elegir legisladores, hay ciudadanos de segunda y de tercera.
El viernes se anunció que el Ecuador llegó a un acuerdo preliminar con el Fondo Monetario. Normalmente esto ya sería una buena noticia, pero las características de lo acordado lo hace casi histórico.
Los últimos datos de empleo son aterradores. Las opciones que tiene el país ante esa dura realidad son dos: sentarse a llorar o hacer reformas. Ojalá nos decantemos por lo segundo.
Transportémonos al Ecuador del período comprendido entre diciembre 2007 y septiembre 2008, diez meses en los cuales el precio del petróleo estuvo, en promedio, en 113 dólares actuales. Ahora, recordemos que en ese período estábamos gobernados por un presidente que sólo soñaba en eternizarse en el poder y que convocó una Asamblea Constituyente que sesionó, justamente, en esos fatídicos diez meses.
Desde que estamos en cuarentena, el Ecuador no ha sufrido ni inflación ni escasez. Eso es positivo y, hasta cierto punto, inesperado. ¿Quién hubiera creído que, luego de cuatro meses de confinamiento, las estanterías iban a estar llenas y los precios estables?
En agosto de 1988, cuando el señor que escribe la columna de arriba asumió la presidencia, la reserva monetaria internacional estaba en -330 millones de dólares. Sí, es correcto, antes del número hay un signo de “menos”, por lo tanto, las reservas internacionales del país eran negativas. Es difícil imaginarse unas reservas negativas, pero es fácil pensar los peligros que eso implicaba para la economía.
Hay muchas maneras de despilfarrar el dinero público, pero pocas tan eficientes como subsidiar combustibles. Sobra aclarar que la palabra “eficiente” fue usada en sentido irónico.
Durante el mes de abril, gracias a un pago de USD 36 millones, la “deuda contingente” del Ecuador cayó en USD 2 410 millones. Esta es la historia de cómo con un pago tan chiquito se logra una reducción tan grande de la “deuda contingente”.
Definitivamente, el 1.054 no es el nuevo 883. Pocas veces el número de un decreto presidencial fue tan famoso como el 883, aquel que liberalizaba el precio de los combustibles, duplicando el de la gasolina y triplicando el del diesel. También tuvo su cuarto de hora de fama el 894, aquel que derogaba esa liberalización.
El comportamiento de “los precios” durante la pandemia va a ser extremadamente interesante, tanto que puede convertirse en el material ideal para el capítulo de “inflación” de una clase de introducción a la economía.