Causó indignación y repudio la brutal agresión a miembros del Consejo Universitario, en especial al Rector de la Universidad Central, cuando dicho organismo se aprestaba a reformar el caduco estatuto del establecimiento.
Como se observa en imágenes de televisión y en fotografías publicadas en los diarios, los jóvenes agresores (hombres y mujeres) aparecen con los uniformes de dos conflictivos colegios y otros han sido identificados como universitarios (dirigentes de la FEUE y militantes del FRIU, dependiente del MPD), quienes han sido acusados anteriormente de una serie de desmanes y esta vez actuaron con mayor irrespeto y saña, a tal punto que obligaron a la máxima autoridad de la primera Universidad ecuatorianas a ponerse a salvo por una ventana y evitar así consecuencias mayores.
Lamentablemente, este aciago episodio deja en mal predicamento el principio consagrado de la autonomía y la inviolabilidad del recinto universitario, tema vital que analiza la Asamblea, en el marco de la nueva Ley de Educación Superior. Para lograr la protección de la Policía fue menester, según versión de los agraviados, formular unos cuantos SOS a ministros de Estado y presentar, previamente, una autorización por escrito, firmada por autoridades del plantel.
Entre los cambios que se proyecta introducir en el nuevo estatuto consta que los dos colegios implicados en tan vergonzosos desmanes y que actualmente son patrocinados por la Facultad de Filosofía y Letras pasen a depender directamente del Rectorado de la Universidad; un nuevo procedimiento para la elección del Directorio de la FEUE; etc., a lo cual se oponen los afectados, sin argumentos valederos, sino con la estratagema del garrote y el vandalismo.
Se acusa como uno de los principales instigadores y autores de los bochornosos incidentes de este martes negro para la comunidad universitaria al Presidente de la FEUE, quien ha sido acusado varias veces de encabezar actos de vandalaje y hasta hace poco tiempo fue aliado del Gobierno y participó en el ataque perpetrado el 8 de marzo de 2007 a diputados defenestrados por el tristemente célebre TSE de entonces y en otros casos repudiables. Ahora está preso.
Es enorme el daño causado al prestigio de la Universidad Central, a lo que se suma la destrucción de documentos y obras de arte irrecuperables, y cuantiosos daños materiales al edificio declarado patrimonio histórico. Corresponde a las autoridades pertinentes establecer responsabilidades y aplicar, por la vía legal, sanciones ejemplarizadoras, que sirvan de escarmiento y que no impere la impunidad, por presiones o cálculos políticos, lo cual constituiría un pésimo precedente y dejaría abierta la puerta para que se repitan sucesos repudiables de igual o mayor magnitud.