El tapir Santiago tiene una madre distinta a los demás de su especie: una vaca. Desde el 2019, este animal se acerca eventualmente a la propiedad de la familia Núñez, en el Parque Nacional Llanganates, para alimentarse de la leche de su nueva mamá.
Esta es la primera vez que se registra un evento como este, dice Armando Castellanos, presidente de la Fundación Oso Andino. Por lo general, la leche no les sienta bien a los tapires, pero este animal no ha tenido problemas.
Castellanos se enteró de este caso mediante las redes sociales. El investigador frecuentemente recibe reportes de jaguares, lobos de páramos, osos y tapires, pero nunca había visto algo similar.
Cuando le llegaron las imágenes decidió acudir hasta la casa de la familia Núñez. Al llegar, comprobó que todo era cierto. Marcos, el propietario del lugar, le contó que hace dos años encontraron al animal en la zona.
Todo este tiempo, el tapir ha crecido cerca de la vaca. Llega, se alimenta, la sigue por un tiempo y después desaparece. Lo curioso es que su apego es solo con esta vaca y no con el resto del ganado.
Aún no se sabe qué pasó con su madre biológica. Castellanos dice que debe ser huérfano, ya que no es común que las hembras tapir abandonen a sus crías. Por el contrario, el amor filial en esta especie es muy fuerte.
La rareza de este caso ha motivado al especialista a escribir un artículo científico, que está en proceso. Además, la idea es colocarle un collar satelital para conocer más sobre la especie.
El investigador, también asociado al Instituto Nacional de Biodiversidad, explica que hasta el momento se han marcado a alrededor de 30 tapires en el país. Cuando lo hacen, otorgan un nombre simbólico a cada animal para identificarlo.
En este caso, el tapir se llamará Santiago en homenaje a uno de los hijos de Marcos Núñez. Esta familia se ha encariñado mucho con el animal, pero tampoco se acercan mucho.
Los Núñez están conscientes de que es un espécimen de fauna silvestre y que puede reaccionar de distintas formas. Esto también les han advertido los científicos, ya que el tapir tiene un peso de 220 libras y puede provocar heridas muy profundas.
Castellanos recuerda que no es una mascota y que es importante que no intimiden mucho. Se cree que el tapir Santiago seguirá regresando a visitar a su madre vaca hasta que se convierta en un adulto y encuentre una pareja.