La Universidad de Guayaquil atraviesa por una transformación

La carrera de Gastronomía será reubicada en la facultad de Servicios, con la reforma. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO.

La carrera de Gastronomía será reubicada en la facultad de Servicios, con la reforma. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO.

La carrera de Gastronomía será reubicada en la facultad de Servicios, con la reforma. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO.

Las hojas volantes empapelan los callejones de la Universidad de Guayaquil. El mensaje de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) se centra en los ocho meses de intervención de este centro de estudios.

Algunas líneas elogian los cambios de autoridades y la devolución del dinero por cobros que iban contra la gratuidad.

Pero a la vez esperan “la inversión de USD 42 millones que recibiría la universidad, ya que hasta ahora es muy poco lo que se ve en las aulas”.

La Universidad de Guayaquil fue intervenida el 23 de octubre del 2013, por irregularidades detectadas por el Consejo de Educación Superior (CES). Desde entonces los interventores delinearon una hoja de ruta para implementar cambios de infraestructura, académicos y administrativos y para incrementar la investigación.

Un plan aún en ajuste es la transformación de su modelo pedagógico. Jorge Kalil, presidente de la comisión interventora, explica que se trabaja en la redistribución de profesiones, reunificación de carreras similares, creación de una nueva oferta académica e incluso la reducción de facultades. “Es una racionalización de carreras. Hay un desorden académico”.

Gastronomía es un ejemplo del cambio. Actualmente es parte de la Facultad de Ingeniería Química, pero con la nueva distribución se englobaría en la rama de Servicios y se integraría a Turismo -que por ahora es parte de la Facultad de Comunicación Social-, y a Hotelería y Hospitalidad, una nueva carrera en análisis.

Bajo este filtro pasarán las casi 70 carreras que oferta la Universidad de Guayaquil en sus 18 facultades.

La investigación es otra área que buscan afianzar. El rector José Apolo Pineda explica que se desarrollan 22 proyectos interdisciplinarios, cada uno con inversiones que pueden llegar hasta los USD 200 000.

Según los interventores, hasta el 2013 se destinaban USD 60 000 anuales para investigación; en este año el monto subió a USD 3,6 millones. “La meta es crear centros de excelencia que unan a investigadores de la universidad con investigadores Prometeos. Ahora contamos con 25 Prometeos y aspiramos llegar a 100”, señala Apolo.

Uno de los proyectos que destaca el Rector es la certifica­ción de una nueva variedad de arroz, más resistente a las plagas y de mayor productividad. El estudio es dirigido por la Facultad de Ciencias para el Desarrollo, en Vinces (Los Ríos).

Esta fue una de las exten­siones que no pasó la evaluación del Ceaaces y deberá ­cerrar cuando termine de formar a su última promoción. La propuesta del Rector es que con­tinúe operando como centro de investigación.

Ejecución presupuestaria

Una cocina gigantesca es una de las aulas de Gastronomía. Solo basta la orden del chef Efrén Silva para que sus 44 alumnos comiencen a picar vegetales, según las técnicas aprendidas.

La carrera cuenta con cinco talleres para 860 alumnos registrados. Hasta el año pasado, estos ‘laboratorios de cocina’ recibían mantenimiento cada dos meses para alargar su vida útil. En este año aún esperan por su primera revisión.

La directora Sonia Sánchez detalla que hasta el 2013 utilizaron parte del presupuesto que recibía la facultad (USD
1 260 000) en mantenimiento, nuevos equipos e incluso para la compra de materiales para los estudiantes. Pero desde este año los alumnos debieron llevar sus ingredientes para poder arrancar el semestre.

“Ahora todo está un poco centralizado. La administración, con la comisión interventora, tiene todo bajo planificación. Parecería una camisa de fuerza, pero nos están enseñando a ser planificados”, dice Sánchez.

Algo similar ocurre en Odontología. A más de los laboratorios de práctica, esta facultad contaba con una clínica comunitaria, donde los alumnos de los últimos años daban atención a cambio de bajas tarifas.

El dinero era reinvertido en materiales, como indica el doctor Luis Villacrés. Pero desde enero la clínica está cerrada.

“Era un área de autogestión y se está hablando con el Ministerio de Finanzas para que acrediten dinero para abrir nuevamente”, explica el docente, frente a seis sillones vacíos, donde antes atendían a 25 pacientes por día.

Uno de los nuevos laboratorios, el de simulación, tampoco puede ser utilizado. El decano Miguel Álvarez explica que hace seis meses comenzaron la instalación pero aún no concluye por falta de recursos. “A ninguna unidad académica le están dando dinero, hay una especie de cuello de botella. Pero hay que ser más ágiles, sin echar la culpa a nadie”.

Kalil explica que estos retrasos se deben a la aplicación de un nuevo modelo de gestión administrativa. Sin embargo, no niega que se han topado con trabas internas que impiden acelerar los cambios. “En algunos momentos hubo gente que no quería que esto fluyese de manera adecuada”.

Al menos por ahora, algunos cambios son evidentes. En el campus principal hay menos paredes y rejas, que antes delimitaban las facultades. Y se finalizó la construcción de una plazoleta central.

Pero en sus aulas y laboratorios, otras facultades aún aguardan mejoras. Es el caso de Ciencias Médicas. Uno de los laboratorios de fisiología, por ejemplo, está rodeado por antiguos mesones. El jueves pasado, el doctor Diego Torres dio allí una clase de Neurología a casi 40 alumnos. Para enseñarles reflejos recurrió a vetustos equipos y a prácticas con ranas.

Según el rector Apolo, una comisión técnica conformada la semana anterior coordinará las adecuaciones, en especial de aulas y baterías sanitarias. Contará con un presupuesto inicial de USD 8 167 105 y se dará prioridad a Medicina, Odontología, Filosofía, Comunicación y a Enfermería.

Dentro de un mes, estas facultades serán las primeras en ser evaluadas como parte del proceso de acreditación de carreras que dirige el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces).

En contexto

Ayer se realizó un balance de la gestión de la comisión interventora de la Universidad de Guayaquil. Se informó que se abrieron especializaciones médicas y becas para docentes. Se destinarán USD 1,7 millones para la capacitación en maestrías y doctorados.

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