En medio de la quebrada de Zámbiza, rodeada de cenizas y árboles muertos, se distingue una casa de 10 metros de largo por 4 de ancho. Ahí vive María Matango, junto con sus hijos, nietos y yernos. Entre todos suman 15 personas.
Sobre la vivienda, hay tres troncos quemados, al filo de un chaquiñán, que están a punto de deslizarse sobre el techo de zinc. Frente a la casa, a 5 m de distancia, hay un precipicio de 9 m de profundidad. “Gracias a Dios, el incendio no acabó con mi casita, pero ahora la tierra está muy débil y, como ya llegaron las lluvias, temo que la tierra se me venga en encima”, dice Matango.
Entre junio y septiembre, en el Distrito, se registraron 2 565 incendios forestales, que quemaron 3 796 hectáreas. Esto causó la erosión del suelo. Walter Palacios, ingeniero forestal, explica que el suelo se erosiona, debido a que el fuego provoca que la tierra pierda humedad y sus nutrientes, lo cual afecta a su estructura. “Hay más probabilidad de que se produzca un derrumbe”.
Frente a esta realidad, el Municipio emprendió un plan para recuperar las zonas afectadas por los incendios forestales. Hasta diciembre se espera sembrar 500 000 árboles, a través de megamingas. Mañana, desde las 08:00, 10 000 voluntarios plantarán 20 000 árboles en 24 puntos del Distrito.
Con pasos lentos, Vladimir Rubio, morador de Nayón, otra de las zonas afectadas por los incendios, camina por la quebrada del lugar. Sus ojos irradian tristeza al ver que los árboles y arbustos están cubiertos de hollín y tienen un tono amarillento.
“Me da mucha pena ver cómo quedó nuestro bosque, de niño solía venir a jugar acá con mis amigos. Este sitio era todo lo que nuestra imaginación quisiera”, asegura Rubio y luego afirma que es buena idea reforestar el lugar, pero espera que no se demore.
Para recuperar las zonas afectadas, el Municipio utilizará plantas nativas de las quebradas de la capital, que ya se cultivan en los cuatro viveros municipales (Las Cuadras, Caupicho, La Armenia y Cununyacu). Ahí se han producido 626 132 plantas.
Entres las especies emblemáticas de Quito que se utilizarán en la reforestación (declaradas el pasado 9 de abril) está el arrayán, árbol del Distrito; la salvia, arbusto de las laderas del Pichincha; la guaba, árbol de los valles de Tumbaco y Los Chillos; y el algarrobo, árbol de las quebradas.
Para Palacios, es importante el uso de especies nativas, debido a que a más de conservar el ecosistema del Distrito, las plantas se pueden adaptar de mejor manera al suelo y comenzar a nutrirlo de inmediato. Esto, debido a que las especies ya están acostumbradas a soportar las condiciones ambientales y los organismos que están en los bosques, como hongos y microbios. Además, una vez sembradas, necesitan menos cuidado y poco o ningún fertilizante.
“El único problema con las especies nativas es que demoran en crecer. En el caso de la guaba puede tardar unos cuatro años, pero el arrayán puede llegar a su madurez a los 20 años. Todo depende de los nutrientes del suelo y de las condiciones climáticas”, asegura Palacios, pero resalta que es importante cuidar la biodiversidad de la ciudad.
Luego de sembrar las plantas, se tendrá que esperar un año para que la zona luzca nuevamente verde. Matango camina por un terreno cubierto de cenizas de 10 m de largo por 8 m de ancho, en donde solía cultivar fréjol, maíz, papas y zanahorias. Ella solo espera que se cumpla con la reforestación para que la quebrada sea segura y apta para el cultivo.
Para la reforestación
Inscripción. Si desea participar en la mega minga para recuperar las zonas quemadas, debe inscribirse en www.voluntariadoverde.com, www.jovenesquito.com o en www.conquito.gob.ec.
Información. Para conocer más del programa puede llamar a la Secretaría de Ambiente, a los números 243 1260 y 243 0588.
Herramientas. En cada punto se entregará a los participantes picos y palas para que puedan sembrar las plantas.
Vestimenta. Vaya con ropa y zapatos cómodos y prendas extras por si llueve. Recuerde llevar agua para hidratarse.
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