Los tsáchilas realizan un estudio minucioso de sus costumbres y tradiciones. Ellos buscan ser declarados por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero para lograrlo, deben definir y corroborar las tradiciones en el ámbito medicinal, ancestral, cultural y gastronómico.
Los niños tsáchilas son los encargados de dar la bienvenida a los turistas en la comuna tsáchila Otongo Mapalí. En esa aldea, ubicada en Santo Domingo, hay dos emprendimientos culturales y turísticos que reciben a la semana a unas 40 turistas nacionales.
El currículum escolar con el que trabajaban nueve escuelas tsáchilas fue modificado.
Los tsáchilas salieron en grupo de sus comunas para sufragar. Desde las 08:00, de este 2 de abril de 2017, empezaron a llegar a tres de los 87 recintos electorales en los que fueron empadronados para elegir al binomio presidencial, en esta segunda vuelta electoral.
El 6 de abril de 2017 se realizará el lanzamiento oficial del Kasama, festividad que para la nacionalidad tsáchila significa un nuevo amanecer, según su idioma tsa’fiki.
Los preparativos para la fiesta más representativa de los tsáchilas, el Kasama, comenzaron a inicios de abril.
La supervivencia llevó a los tsáchilas a ingeniarse formas para asegurar la alimentación de sus miembros que por su costumbre de nómadas emprendían largas caminatas.
Los tsáchilas encuentran en sus bosques espacios que los inspiran a evocar los mitos y leyendas de su nacionalidad. Esos relatos están relacionados con elementos de la naturaleza y es por eso que los árboles, los animales, las cascadas y los ríos se convierten en sus rincones preferidos.
En los consultorios tsáchilas chamánicos priman los altares con las figuras católicas de la Virgen del Cisne y Jesucristo. Para el chamán Alberto Aguavil, antes de empezar un ritual de sanación, le reza a los santos y a la Virgen para que le concedan el poder curador de sus ancestros como Nicanor y Alejando Calazacón, que se consideran como los mejores vegetalistas de la nacionalidad, en territorio de Santo Domingo de los Tsáchilas.
En los afluentes que rodean las comunas tsáchilas quedan pocos trechos de agua para la supervivencia de especies. Los nativos de esta etnia de Santo Domingo de los Tsáchilas se sirven de esos espacios poco contaminados para enseñar a los turistas cómo sus antepasados recorrían los ríos en busca de productos para su alimentación.
El árbol mitológico Tolón Pelé y su importancia es la clave del proyecto de Elina Castro, en Santo Domingo de los Tsáchilas. La propuesta ‘Colección étnica de valores e imágenes de la cultura e interculturalidad Tsáchila’ es parte de los fondos concursables aprobados para Proyectos Artísticos Culturales 2016-2017, del Ministerio de Cultura.
Los agricultores tsáchilas temen a la llegada del invierno, debido a que las fuertes lluvias ocasionan lodazales y huecos en las vías de tierra. Por esos caminos, los nativos transportan sus productos a la ciudad.
Los tsáchilas se inspiraron en el bosque para confeccionar sus instrumentos musicales. Estos nacieron hace unos 500 años para armonizar los rituales y ceremonias de la nacionalidad radicada en Santo Domingo.
A través de un proyecto de ordenanza, la Gobernación tsáchila espera que la celebración del Kasama, considerada su máxima expresión cultural, se institucionalice.
Los nativos de Santo Domingo de los Tsáchilas recurren al significado del nombre de su identidad para sostener que son idóneos para las celebraciones de sus rituales. La palabra tsáchila, traducida del idioma tsáfiqui al español, significa gente verdadera.
Las esencias florales y plantas medicinales son los elementos primordiales para los rituales de fin de año; ceremonias que realizan chamanes tsáchilas y duran tres horas.
En la comuna Tsáchila Peripa cada vez aparecen más restos arqueológicos de las culturas de la Costa del Ecuador.
Los tsáchilas celebran la Navidad con una novena en la que cantan villancicos y hacen oraciones en su lengua materna, el tsa’fiki. La tradición nació en el siglo XX, cuando la Iglesia Católica llegó a las comunas tsáchilas para evangelizarlas, afirma el exgobernador tsáchila, Héctor Aguavil.
Los tsáchilas encomendaron sus cultivos a los dioses de la naturaleza para una buena cosecha. Una tradición que se realiza desde hace más de 200 años, según Juan Calazacón.
Diciembre se convierte en un mes ajetreado para los habitantes de la nacionalidad Tsáchila. Es cuando más llegan turistas a las siete comunas, en busca de baños ancestrales para liberar las energías y las toxinas acumuladas en el año.