Los pacientes receptores de un riñón suelen tener una enfermedad renal avanzada (insuficiencia renal terminal). Esto les obliga a realizarse diálisis, una terapia que reemplaza el trabajo de los riñones en el cuerpo y que se realiza al menos tres veces por semana. El trasplante da a estos pacientes la oportunidad de mejorar su calidad de vida, puesto que le permite dejar en el pasado la hemodiálisis.