En nuestro ambiente político, vemos la facilidad con la que se endilgan calificativos a los contrarios, por el solo hecho de coincidir plenamente con postulados o intereses de quienes así califican a los opositores o contrarios. Uno de estos calificativos que cierto grupo político esgrime con facilidad para calificar al sucesor, colocado por ellos mismos en esa posición, es el de traidor.