En tiempos de crisis hay que “arroparse hasta donde alcance la sábana”. Esa expresión popular encajaría perfectamente en el fútbol ecuatoriano (léase clubes), donde ya no se puede ser derrochador porque los recursos económicos son limitados y solo sirven, apenas, para sostener a las plantillas de futbolistas y entrenadores. Atrás quedaron esos contratos, en cierta forma exagerados, de futbolistas que llegaron a ganar hasta USD 1 millón por año. La pandemia del covid-19 afectará en unos USD 60 o 70 millones a los clubes de la A y B, según las proyecciones de la LigaPro, lo que aumentará los pasivos que arrastran en los últimos 10 años (de USD 110 millones). Es acertado que los dirigentes de LDU y Barcelona coincidan en un plan de disminuir los presupuestos. Ojalá que en esa línea se incorporen otros y que la propuesta de control económico de la LigaPro sea la adecuada; de lo contrario, el fútbol a escala de clubes mantendrá ese camino al descalabro. Parecía lejano que LDU llegaría a los
El 2021 es un año competitivo para el país. Habrá Juegos Olímpicos en Tokio, las competencias de ciclismo del Giro de Italia, Tour de Francia, Vuelta a España; las eliminatorias al Mundial de Catar… Esas actividades generan expectativa después de los triunfos logrados el año pasado por los ciclistas Richard Carapaz, Jonathan Caicedo, Jhonatan Narváez, Miryam Núñez; las pesistas Neisi Dajomes, Kelin Jiménez; la Tricolor… El Comité Olímpico y la Secretaría del Deporte están en la obligación de encontrar el respaldo económico para que los deportistas asistan a los clasificatorios en las distintas disciplinas y aspiren a participar en los Juegos Olímpicos de Tokio. También de dar el apoyo necesario para su preparación en estos meses, sin excluir a sus equipos técnicos. Además, es vital no desamparar al deporte formativo, espacio en donde crecen los talentos. El fútbol cuenta con una estructura independiente, sus recursos provienen del apoyo privado, pero las otras actividades se sostienen
La Tricolor origina afectos y desafectos en la comunidad futbolera. Unos querían ver a los ídolos de sus equipos, a otros les incomoda que se haya convocado a futbolistas que estuvieron involucrados en actos de indisciplina.
La Selección divide y ya no une. “Yo quiero este técnico, yo el de acá, conviene aquel o equis...”, discusiones absurdas, sin sustento, entre hinchas, periodistas.
La Liga Profesional empezó a dar sus primeros pasos para intentar dar un giro a las caducas estructuras del fútbol del país. Una auditoría masiva a los clubes de las series A y B, que ya la inició, era necesaria. Esa es la única manera de cuantificar la realidad económica por la que atraviesa esta actividad.
Francia consolidó a su nueva generación de futbolistas. No tuvo esa brillantez de juego que mostró Bélgica, Croacia y España, pero su fútbol fue efectivo y práctico.
Bochornoso. Esa es la definición que resume los actos que acaecieron este fin de semana en los partidos de las divisiones menores. Un integrante del cuerpo técnico y un grupo de jugadores de la Universidad Católica, de la categoría Sub 18, en el estadio del Aucas, reaccionaron con insultos y agresiones contra un árbitro por estar en desacuerdo con una infracción penal.
El deporte quedó en un vaivén, sin un soporte que lo sostenga, producto de las erradas administraciones de los funcionarios que lo representaron en los últimos años. Es por eso que desapareció el Ministerio que lo representaba.
La desorganización del fútbol ecuatoriano tiene en incertidumbre a la afición. Volvimos a los años en los que el fútbol se lo escuchaba por radio y solo se veía resúmenes de los partidos y goles por las televisoras.
Los congresos de fútbol siguen iguales. Son más folclóricos, sirven para medir fuerzas, estrategias, vanagloriarse, pedir votos de aplausos y hasta para escuchar: ¿cuánto nos toca? No han variado. Esa es parte de una estructura caduca que lo que refleja son los espacios de poder de los directivos que dirigen la Federación Ecuatoriana y también de quiénes están atrás de ellos.
El fútbol ecuatoriano es emotivo, y fácilmente envuelve a sus hinchas y a sus dirigentes. Una muestra es lo que se vive en estos días, donde el interés se centró en los equipos que disputan la etapa y los cupos a los torneos internacionales.
Los árbitros ecuatorianos deberían aprender de las ligas de fútbol de España, Inglaterra, Francia y otras europeas. No tienen opciones. Copiar y poner en práctica buenas costumbres es válido.
La crisis de la Selección volvió a desvelar la forma arcaica como se administra el fútbol. Jugadores que llegaron con olor a alcohol a la concentracióny otros que estuvieron en centros de diversión nocturnos, en seis horas libres que le dio el entrenador interino.
La situación económica de Fuerza Amarilla refleja una parte de la crisis del fútbol del país. El futbolista Ángel Gracia denunció que los directivos del club de El Oro falsificaron las firmas de él y sus compañeros para presentar los roles de pago en la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). Esa versión fue corroborada por Jorge Guzmán, gerente de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE).
La crisis de la Selección es el reflejo de lo que pasa en el fútbol del país. Clubes con déficit millonarios (superan los USD 30 millones), entre los de la Series A y B, directivos procesados judicialmente, divisiones formativas frágiles y una legislación vulnerable sostienen la actual estructura de este deporte.
Aferrarse a las matemáticas en el fútbol es como vivir esos sueños que tardan años en cristalizarse. Eso también es válido, pero se suele quedar en una fantasía. Y eso es lo que le pasa a la Selección, actualmente.
Es necesario ser repetitivo. Los clubes pequeños, los del interior o los que gastan menos millones de dólares. Sea como se llamen. Pero esos les están dando una lección a los llamados ‘grandes’, a los que los periodistas suelen calificar como los tradicionales o a los que las marcas les apuestan porque tienen más penetración e influencia en el mercado.
Es necesario ser repetitivo. Los clubes pequeños, los del interior o los que gastan menos millones de dólares. Sea como se llamen. Pero esos les están dando una lección a los llamados ‘grandes’, a los que los periodistas suelen calificar como los tradicionales o a los que las marcas les apuestan porque tienen más penetración e influencia en el mercado. Esos: Emelec, Barcelona y Liga presupuestaron gastar este año USD 40 millones entre los tres. Una cifra escalofriante en medio de la crisis económica del país y por la que atraviesa también el fútbol.
Es característico en el ecuatoriano mirar la “paja en el ojo ajeno”. Ese cliché se hizo también muy común en el fútbol, donde todos opinan de sus rivales, sin mirar primero lo que pasa en su ‘casa’. Y el campeonato de este año presenta esas características, donde los directivos y entrenadores suelen criticar a sus rivales, los desmenuzan hasta la saciedad.
La Ecuafútbol no corrigió a tiempo. Lo hizo a cuentagotas y demasiado tarde. Gustavo Quinteros administró la Tricolor a su antojo, después que salió Luis Chiriboga de la organización.