Las manos de las tejedoras cuencanas, que elaboran los sombreros de paja toquilla, siguen entrelazando las fibras naturales, pese a la pandemia.
Los homenajes a los artesanos que se dedican al tejido de la paja toquilla ahora son parte de las danzas de grupos folklóricos en Manabí.
Las 30 socias de la Asociación Tesoros del Inca del cantón azuayo de Chordeleg diversificaron sus creaciones en paja toquilla. Además del tejido del sombrero incursionaron en una amplia línea de accesorios, adornos para el hogar y objetos utilitarios.
Segundo Colcha y su esposa Delia Llongo son tejedores expertos. Sus dedos se mueven con agilidad y logran hacer hasta 190 nudos por minuto en los telares de su taller.
Segundo Elías Farinango y José Sánchez son considerados los últimos tejedores de fachalinas en la parroquia Imantag, en Cotacachi (Imbabura).
Ángel Barahona, de 79 años, teje ponchos, rebozos, tapices y tela donde grafica la naturaleza, las montañas y los animales. El taller está en la comunidad Cuicuno de la parroquia Guaytacama del cantón Latacunga, en Cotopaxi.