Uno de los oficios tradicionales de Hispanoamérica traídos con la conquista, a pesar de ser una actividad milenaria, que se ha vuelto un verdadero arte, de mucha utilidad en la vida diaria, en la actividad agropecuaria, como en la tradición cultural de nuestros países y del Ecuador, además de ser un importante rubro de la Economía Popular Solidaria (EPS), es la talabartería.
En el taller de Carlos Castañeda nada es moderno. Aún moldea el cuero y la suela con sus herramientas rudimentarias. Con precisión, da forma a las monturas y zamarros. Las heredó de su padre Fidel que también fue un talabartero reconocido en el cantón Píllaro, en Tungurahua.
Atahualpa Chato es conocido como el último talabartero de la parroquia Ambatillo. Este artesano, que heredó esta profesión de su abuelo, domina todo el proceso de elaboración de esas artesanías hechas en cuero de res.
Las talabarterías de Riobamba fabrican una prenda tradicional que está de moda entre los indígenas y hacendados. Se trata del zamarro que se confecciona con piel de borrego, de chivo, de llama y de res. Es la prenda más solicitada por los indígenas de las comunidades, pero también por los participantes de los rodeos y los hacendados.