Desde hace más de 20 años era mi sueño viajar al Ecuador para conocer su naturaleza. Este año llegué a realizar este sueño y tenía la oportunidad de visitar las Islas Galápagos, la región del Amazonas y quería finalizar mis vacaciones en las playas de Montañita.
Lastimosamente, ahí me robaron varias cosas de la habitación del hotel.
Bueno, uno podría decir, robos pasan en todo el mundo.
Sin embargo, no es tan fácil: lo que más me ha chocado, era la falta de interés de todas las personas involucradas. El recepcionista ni siquiera quería llamar a la Policía y mostraba poco interés en ayudarme.
La Policía local (que llegó después de insistir) mostraba un desinterés total; no registró mi denuncia ni escribió un informe como prometió.
Los administradores del hotel trataron de limpiarse las manos en inocencia; trataron de inculparnos a nosotros y hablaron mal de los turistas en general hacia los policías. No hubo ninguna ayuda o cooperación en la investigación. Dentro de estos hechos en los primeros 20 minutos después de acudir la Policía, se presentó otra mala noticia: hubo otro robo en otra habitación del Hotel Pakaloro.
Sin embargo, la Policía no mostró ningún interés de investigar a empleados o vecinos. Se confió en las grabaciones de la cámara de seguridad. Ese día no registró ningún imagen.
El caso se registró el 14.12.2011 en el expediente 240101811120062 (1041-2011) en la Fiscalía de Santa Elena. Hasta hoy, no hubo ningún resultado.
Talvez suena como un caso de delincuencia común. Pero creo que esto va más allá, cada viajero es como un pequeño embajador del Ecuador cuando regresa a su país.
La agonía total de la Policía de Montañita era un choque. El comportamiento y la incapacidad de los empleados y responsables del Hotel Pakaloro me mostraban que hay un desinterés total en la seguridad de sus clientes y sus pertenencias.
Pero lo que más se grabó en mi memoria eran los vecinos que observaron los hechos cuando llegó la Policía: era una expresión de júbilo. Me sentía burlado como víctima….