Navegamos en un océano de información. Y podemos ahogarnos asfixiados por exceso de noticias. Hay, pues, que ponerse a dieta de novedades y no tragárselas sin la sal y sin la pimienta de un análisis razonado y afectivo. Les contaré una historia dramática que muchos de ustedes ignoran. Para el análisis de ella, necesitan recordar dos principios políticos. Necesitan, además, lavar el corazón de cualquier afecto a favor o en contra del personaje principal.
“Paúl, Javier y Efraín volvieron a casa”, titulaba una trémula información de Diario EL COMERCIO, de Quito, sobre sus muertos queridos.
Lectoras: las equivocaciones más frecuentes al hablar o al escribir son los lapsus linguae y los lapsus cálami. Por ejemplo: Juana López narrando en radio Drácula: “Los ratones dispararon a la dueña del hotel”, en vez de “Los ladrones dispararon a la dueña del hotel”. Otro ejemplo, Pedro Pérez en un WhatsApp a Nina Kaiza-Chana desde el Estadio de Nizhny Nóvgorod: “Te mando fotos de piernas preciosas”, en vez de “Te mando fotos de piedras preciosas”. Hay también equivocaciones de la vejez. Por ejemplo, escribí en mi columna del domingo: “La expresidenta de Chile, Cristina Allende”, en vez de: “La expresidenta de Chile, Michelle Bachelet”. ¿Habré estado yo pensando en alguna Cristina de Carondelet? Os pido, pues, lectoras, extender vuestra comprensión a estos naufragios en el Mar Muerto de mi triste senectud.
Simón Espinosa Cordero
Cuando la parte hablada de la entrevista termina, y la sesión de fotos empieza, Simón Espinosa me dice algo fundamental mientras se acomoda junto al piano que preside la sala de su casa: “Los milagros en los que sí creo son los del amor”.
Hay libros que sirven para no perder la memoria. Ese es el caso de ‘Vine, vi, linché’, de Simón Espinosa Cordero: 124 dardos (o columnas de opinión) que apuntan a asuntos de la vida en sociedad que deberían importarnos a todos.