Murió a los 85 años y solo sus primeros cinco años de vida fueron en el anonimato. Shirley Temple, la primera gran niña prodigio de Hollywood, vio rota su infancia a los seis cuando fue a ver a Papá Noel a unos grandes almacenes y éste le pidió un autógrafo.
Cantaba, bailaba, lucía unos tirabuzones perfectos y, sobre todo, atrajo enormes audiencias para la Fox en la América de después de la Gran Depresión.