No es de extrañar que mientras Vladimir Putin celebraba el fin de la Segunda Guerra Mundial (II GM) en Europa con un desfile militar en Moscú, en Alemania la conmemoración fuera una reflexión autocrítica de la historia. Pero el contraste entre ambas conmemoraciones va mucho más allá de la distinción entre perdedores y ganadores de una guerra porque las dos remembranzas no solo examinan el pasado, sino que ofrecen dos visiones muy distintas de sus futuros.
Para enfrentar “la amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y a la política externa de Estados Unidos que representa la situación en Venezuela”, el Presidente declaró la semana pasada al país en “estado de emergencia nacional”.
Marc Bassets, corresponsal de El País en Washington, ha escrito un reportaje sobre la posible significación política de ciertos cambios en las costumbres sociales de los norteamericanos para preguntarse si hoy EE.UU. abraza causas progresistas.
El Tiempo, Colombia, GDA. Apenas terminado el último discurso sobre el estado de la Unión del presidente Barack Obama, la oposición republicana lo acusó de falsear la realidad. La reacción, aunque predecible, revela la dimensión de la fractura del país en dos facciones ideológicamente irreconciliables.
Contra lo deseado por los caricaturistas del último número de Charlie Hebdo, no todo ha sido perdonado. No en Pakistán, ni en Níger, ni en Irán, ni en Argelia, ni en Egipto, ni en Turquía, ni en Jordania, ni en otros lugares donde las protestas contra el semanario francés causaron muertos, daños y disturbios la semana pasada. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, llegó al extremo de advertir sobre el riesgo de que por unas caricaturas satíricas se produzca un "choque de civilizaciones".
El Tiempo, Colombia, GDA ‘Yo decido con quién me siento a la mesa, vámonos a otro lado”, me dijo Gabriel García Márquez durante la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa en Los Ángeles en 1996, al enterarse de que compartiría la mesa con Henry Kissinger. “No puedo saludarlo de mano”.
En la Universidad Pontificia de Salamanca asistí, invitado por el director del Instituto de Pensamiento Iberoamericano, el doctor José Luis Guzón, a tres sesiones de un seminario sobre las raíces hispanas de EE.UU. que fueron reveladoras.
El salvaje asesinato del periodista estadounidense James Foley a manos de un miembro del llamado Estado Islámico y el descubrimiento de que sus captores quisieron negociar su vida por 132 millones de dólares han creado un debate sobre la ética, la utilidad y las consecuencias del pago de rescates. Para muchos, el Gobierno estadounidense debió intentar una negociación con los terroristas del llamado Estado Islámico, argumentando que otros gobiernos han pagado rescates para salvar las vidas de sus connacionales. Otros sostienen que no se debe pagar rescates. Yo creo que la postura del Gobierno debe ser más flexible. Después de todo, lo que está en juego es la vida de una persona.
Dado que la necedad ideológica de los republicanos ha impedido hacer una reforma migratoria justa y compasiva, Barack Obama debe actuar ya, aunque sea unilateralmente. Hace poco más de un año, el Senado aprobó un proyecto de ley de inmigración que muchos supusieron contaría con el apoyo de John Boehner, líder de la mayoría republicana en la Cámara Baja. El proyecto tenía sentido y la inmensa mayoría de los estadounidenses exigía al Congreso que resolviera el problema que el país ha venido arrastrando por años. Boehner fracasó. No pudo convencer a una minoría vociferante de su partido de que asumiera un compromiso aceptable. El Presidente decidió esperar un lapso prudente antes de proceder unilateralmente a buscar soluciones parciales al tema migratorio a través de órdenes ejecutivas, pero la presión de grupos de ultraderecha en la Cámara de Representantes impidió que reinara la cordura. Temerosos de perder una elección local, los republicanos optaron por poner en peligro la elección pr
Gabriel García Márquez, el mayor novelista del siglo XX en lengua española, ha muerto a los 87 años. Entre Gabo, sus lectores y sus amigos hubo un romance sin fin. Un coqueteo que atestigüé muchas veces en los 50 años que duró nuestra amistad y que ni su muerte interrumpirá.
¿Qué se debe hacer cuando el cerebro de un ser querido ha muerto y el hospital se niega a obedecer los deseos de los familiares de los pacientes, que piden que se los desconecte de un respirador artificial? ¿Cuáles deben ser los límites para mantener artificialmente la vida de un paciente? ¿Cuándo termina la vida: cuando deja de palpitar el corazón o cuando el cerebro cesa sus actividades? Hace un mes, las autoridades de Oakland (California) certificaron que la niña de 13 años Jahi NcMath estaba legal y clínicamente muerta aunque su corazón sigue palpitando gracias al ventilador al que sigue conectada y a la voluntad de sus padres, que se niegan a desconectarla.
Si usted alguna vez les ha comentado a sus amigos en las redes sociales que la cena en cierto restaurante fue estupenda o les ha recomendado que compren una canción y no renuncia a utilizar Google plus antes del 11 de noviembre, no debería extrañarle que la próxima vez que entre en línea vea su foto y sus comentarios patrocinando al restaurante que usted inocentemente recomendó. Facebook hace algo semejante desde hace tiempo.
Barack Obama, David Cameron y François Hollande hicieron un llamado a tomar las armas y sus respectivos pueblos se negaron a respaldarlos.
Para entender el predicamento en el que se encuentra la política exterior del presidente Barack Obama bastaría con oír la voz de la calle en El Cairo. Si en algo coinciden los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi y quienes apoyan a los militares que lo derrocaron es en que todos creen que el conflicto lo creó EE.UU., es decir, Barack Obama.
Aunque la aprobación del proyecto de ley de inmigración en el Senado estadounidense ha sido un importante paso hacia una ley que reformaría el desvencijado sistema migratorio, lo más difícil ni siquiera ha empezado. Falta que los republicanos de la Cámara de Representantes se pongan de acuerdo, y si es que logran aprobar un proyecto, ver cómo quedaría el texto final una vez conciliado con el del Senado.