Desde los 21 que decidió lucir un escote más pronunciado. Ya con 33 años, sus senos lucían perfectos para su gusto. Eran grandes y prominentes. Una de sus inocultables armas de seducción. Pero lo que Nikki Belza no sabía es que pondría en riesgo su vida cuando decidió colocarse un doloroso piercing en uno de sus pezones.
Un equipo de investigadores japoneses y estadounidenses anunciaron que desarrollaron un sistema de nanosensores, con el objetivo de construir un guante que pueda servir en un futuro para detectar el cáncer de seno.