El fuego en Quito ha consumido 1 154 hectáreas. Los 2 053 incendios forestales, no solo han puesto en zozobra a la ciudadanía, con la destrucción de los bosques, es más factible que haya deslaves en el próximo invierno.
La erosión del suelo, producto de los siniestros, ha devastado la capa vegetal. Para Juan Pablo Moncayo, gerente de Soluciones Ambientales Totales (Sambito), la consecuencia se verá en el invierno: más deslaves.
El ingeniero ambiental Daniel Culqui explica que la exposición al fuego produce en el suelo pérdida de la humedad y disminución de la cantidad de materia orgánica. Esto crea cambios perjudiciales en su estructura y textura, lo que incrementa la escorrentía (lámina de agua que circula sobre una superficie).
“Si esto sucede, las consecuencias se verán en el invierno. El suelo será más propenso a precipitaciones y el potencial de erosión aumentará, generando deslizamientos, avalanchas e inundaciones”, asegura.
Las consecuencias no quedan ahí. En un incendio forestal, un árbol muere cada cinco minutos y alrededor de siete millones de seres vivos por cada hectárea.
No existe un impacto ambiental real cuantificado. Sin embargo, Moncayo indica que “hay estudios en la Sierra que determinan que normalmente las zonas quemadas son áreas donde existen, por lo menos, 400 árboles por hectárea”. En Zámbiza, una de las zonas afectadas, la capacidad arbustiva es menor, de unos 200 árboles por hectárea.
Un árbol llega a procesar durante su vida una tonelada de dióxido de carbono (CO2). Una hectárea quemada es dejar de transformar 400 toneladas de CO2. Esto representa la combustión de 30 000 galones de diésel.
Los incendios forestales -como los 33 siniestros registrados durante el fin de semana- destruyen el hábitat de flora y fauna. “Esto crea la obligada migración, especialmente de aves, las cuales van a otras áreas, interviniendo y alterando esos ecosistemas”, advierte Moncayo. Hay especies que no tienen la capacidad de traslado y mueren en el incendio.
Según Andrés Marcaya, biólogo experto en aves, durante el verano muchas de estas acumulan su energía y se preparan para la temporada reproductiva.
“Con los incendios forestales desaparecieron aves adultas, juveniles, sus nidos y huevos. Las especies más afectadas fueron las aves de sotobosque; es decir, aquellas que habitan entre el suelo y los 2 m de altura”.
Para determinar un listado exacto de las especies afectadas se debería manejar una base de datos. En un análisis general se puede definir que entre las más afectadas estarían el colibrí orejivioleta, colibrí zamarrito pechidorado, carpintero, mirlo grande, golondrina azuliblanca, gorrión, entre otras.
De acuerdo con datos del Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales y del Ministerio del Ambiente, en el Distrito se registran 545 especies de aves.
Se suman los mamíferos pequeños como las liebres, las raposas y los ratones de campo.
Sobre la flora, Walter Palacios, ingeniero forestal, comenta que la vegetación de las zonas afectadas son, en su mayoría, matorrales. “En sitios como las quebradas, la vegetación nativa son los pumamaquis, colca, mortiño”.
Culqui comenta que la mayor parte de los vegetales muere a temperaturas superiores a los 45 grados centígrados. “En un siniestro se producen temperaturas de hasta de 1 000 grados centígrados. “Los incendios reducen la diversidad florística del bosque al mínimo”. Agrega que aún después de entre seis y 10 años, la fauna que habita en una hectárea de bosque no logra recuperarse.
Además, dice Culqui, las cenizas y carbones producto de la combustión van a las corrientes y cuerpos de agua, tornándolas turbias, lo que disminuye considerablemente su calidad para ser consumidas por el hombre y los animales. También se producen efectos graves de sedimentación e impacto en la fauna acuática.
En el caso del aire, los resultados son inmediatos y visuales. El humo y las partículas incandescentes, productos de los incendios forestales generan sobrecalentamiento del aire, aumento de temperatura en la atmósfera y contribuyen al incremento del efecto invernadero.
Esto, sin olvidar, acota Moncayo, las enfermedades respiratorias y los riesgos cancerígenos.
El municipio del distrito
Patrullajes en zonas en riesgo
Ante el escenario de emergencia por los incendios forestales que enfrenta el Distrito Metropolitano de Quito, el Municipio informó que se realizan varias actividades de prevención.
Una de ellas son los patrullajes en zonas propensas a siniestros forestales, a cargo de los uniformados de las Fuerzas Armadas. Otra de las medidas es la activación permanente de las cinco torres de observación que se localizan en la urbe. También se activaron los comités de seguridad que se localizan en la mayoría de barrios del Distrito.
Las autoridades recuerdan a
la ciudadanía que el Código Penal vigente establece reclusión menor de tres a seis años contra quienes causen incendios intencionados; reclusión mayor extraordinaria de 12 a 16 años a quienes provocaren daños mayores con el fuego que ocasionen; y hasta reclusión mayor especial de 16 a 25 años, cuando mueran personas.
Gestión de riesgos
Incendios, un tema recurrente
Desde junio hasta la fecha se han registrado alrededor de 2 900 incendios forestales en el país. Ese fue el
reporte de Felipe Bazán, subsecretario de respuestas de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR).
En un debate en Ecuador Radio indicó que la Secretaría “ha venido coordinando y apoyando con recursos”. El lunes coordinaron con los ministerios de Agricultura, Ambiente, Salud y Defensa para revisar la situación y definir acciones más rápidas.
“Los helicópteros están listos, pero las condiciones atmosféricas no siempre ayudan. No debemos permitir que sea una moda. Los incendios volverán porque es un tema recurrente”.
Para el funcionario es importante hablar de manera permanente sobre el riesgo frente a los desastres naturales para ir generando una cultura de prevención que involucre a todos.
Ministerio del ambiente
El daño ambiental es grave
Wladimir Tene, director nacional forestal del Ministerio del Ambiente, comentó que se realiza un trabajo conjunto con las autoridades municipales para combatir los incendios forestales que se registran en el Distrito.
Tene comentó que desde ese Ministerio se apuesta a la prevención. Informó que se ha realizado varios campañas para comunicar, informar y pedir la participación de los actores de un territorio: vecinos, autoridades, medios de comunicación, entidades de control.
Esto, para que desde ellos se pueda educar a la gente sobre el daño que producen los siniestros forestales. Quien ama la vida protege nuestros recursos, es el nombre de la campaña que mantiene el Ministerio. El funcionario agregó que aún no se ha determinado el tamaño del daño ambiental, sin embargo, aseguró que el impacto es grave.
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