En un templo budista japonés con 400 años de antigüedad, la diosa de la compasión, Kannon, adoptó la forma de un androide para recibir a los fieles y visitantes, pero esta iniciativa para alentar el interés por el budismo no suscita unanimidad.
Una cabellera larga, frondosa y bien cuidada es un símbolo de fortaleza espiritual, sabiduría y liderazgo, según la cosmovisión indígena. Hombres de las comunidades amazónicas conservan la tradición de llevarlo largo, mientras que en la Sierra la costumbre, que estaba deteriorada, empieza a volver con fuerza.
Prefiere mantener un bajo perfil, a tal punto que, tras la propuesta de entrevista, reacciona con suma modestia. Aunque Irving Iván Zapater accede de buen tono, no quiere verse expuesto al ojo público y me lo recuerda mientras conversamos, cuando -con su erudito verbo- habla sobre historia y cultura, recuerda pasajes o anécdotas, cita archivos y documentos, los cuales ha organizado y estudiado gran parte de su vida. ¿Quién mejor que él para hablar, justamente, sobre el valor de documentar?
Era un día sábado, soleado de un caluroso invierno, un amigo invitó a conocer su pequeña hacienda arrocera, el celeste cielo y el verdor del arrozal, daban colorido y armonía al paisaje natural. Después de una agotadora caminata, acompañado por mi amigo y el agrónomo, almorzamos y después de una reparadora siesta en una fresca hamaca, el tiempo transcurrió como un cerrar y abrir de un ojo. Mi amigo sugirió tomarnos unas frías (cerveza) y quedarnos a ver el maravilloso ocaso del sol.
El viejo no es sabio por ser viejo. El joven no es rebelde e innovador por ser joven. Hay viejos que mueren sin haber comprendido la vida, ni comprometido con nada. Hay jóvenes cansados y ultraconservadores. Hay viejos que son más jóvenes que muchos jóvenes. Hay jóvenes más viejos que muchos viejos. Pero sí hay jóvenes, en edad y espíritu.