El confinamiento al que ha sido sometida casi la mitad de la población mundial ha resultado en un efecto sobre el planeta. Desde marzo, cuando empezaron a implementarse las primeras medidas de cuarentena, el ruido sísmico se ha reducido en muchas ciudades debido a factores como la paralización de ciertos sectores productivos, la movilidad restringida y la poca circulación de personas en medios de transportación masiva.