Los videos musicales, escenas de películas y partidos de fútbol son algunas de las transmisiones más usuales en la pantalla gigante del patio de comidas del Quicentro Shopping, en el norte de Quito. Pero este miércoles de Semana Santa, los comensales que llegaron a las 12:00 a tomar algo o a almorzar presenciaron imágenes diferentes. La imagen de las máximas autoridades eclesiales que entraban a la Catedral Metropolitana de Quito y arrastraban las caudas, largas y pesadas capas negras, llamó la atención de la gente este miércoles 1 de abril del 2015.
El Carnaval con sus máscaras y excesos predispone al mundo al placer, la burla y la momentánea transgresión de la norma. Pone el mundo al revés: suspende lo serio y da paso libre a la broma; guarda en la sombra lo solemne para que, a sus anchas, triunfe lo frívolo. El Carnaval es un rito universalmente practicado y en el que todos se ponen de acuerdo para olvidar la cordura y celebrar al instinto, el desquiciamiento colectivo. Extraño ritual que habla de los ocultos trasfondos de la mente humana, fiesta cuyo origen está en el culto a Dionisos y los antiguos ritos órficos.
A un día de la Navidad, los pases del Niño abundan en el Distrito Metropolitano. Estos actos son más elaborados. Por ello, se organizan con semanas de anticipación. Hay de todo: priostes, comparsas, carros alegóricos, posadas, bandas de pueblo, castillos, loas…