El Presidente anunció la reactivación de la economía utilizando las reservas internacionales, que consideró excesivas al estar en USD 4 mil millones; explicó que no eran necesarias en economía dolarizada, y se curó en sano descalificando a quienes lo vayan a criticar.
Las reservas se las conoce como “reserva monetaria internacional de libre disponibilidad”, porque son las reservas adicionales al pequeño valor requerido para respaldar las monedas nacionales.
Es cierto que USD 4 mil es excesivo, pero recordemos que a mediados de junio sólo había USD 2 200. El alza se debe a los USD mil millones del préstamo chino garantizado con crudo, y los fondos de la FLAR. El Gobierno recurrirá a estos fondos para reactivar la economía, con lo que la reserva bajará.
También existe la voluntad del IESS de invertir su dinero, del cual hay aún USD 880 millones en la reserva. No es razonable tener tanto dinero sentado en una cuenta corriente, pero lo cierto es que no es tan fácil tampoco encontrar oportunidades de inversión de bajo riesgo en el país, por montos tan considerables.
Ramiro González aspira a colocar estos fondos, mas la asignación mensual para inversión de los aportes al IESS, hasta fin de año. Una cuarta parte de esos 800 millones se acaban de comprometer con la CFN para crédito privado.
Lo anterior suma más de USD 2 mil millones para la inversión pública o en proyectos privados aprobados por el Estado, y si se los utiliza de manera ágil y eficiente, pueda ser que en efecto se logre que la economía revierta la recesión del primer semestre y crezca modestamente en 2009.
Pero hay un aspecto de la reactivación que el Gobierno desestima, y es la falta de confianza del sector empresarial. Porque existe, aunque el Gobierno lo niegue.
El problema con el crecimiento vía inversión pública es que lo que se logra con esa inversión es mejorar el entorno para que sean más eficientes las empresas productivas. Mientras que el Presidente siga lamentándose que la clase media alta del Ecuador no se haya ido al exilio como la cubana, mientras que se anuncien cambios drásticos en la política laboral y salarial, y se dicten alzas anuales de los impuestos, los emprendedores se abstendrán de invertir en nuevos proyectos aprovechando la mejor infraestructura o mejores servicios públicos.
Si la inversión pública sigue como va, habrá buenas carreteras, suficiente, confiable y segura energía hidroeléctrica, abastecimiento nacional de varillas de hierro para la construcción; pero las carreteras estarán subutilizadas, sobrará la energía eléctrica y la fábrica de varillas funcionará a media llave.
Debe existir una gran carga ideológica para que el Gobierno sea tan renuente a tenderle la mano al sector productivo para aunar esfuerzos en sacar al país adelante.