Estudiantes rompieron el silencio para denunciar el acoso sexual de su profesor en el Puyo, Pastaza

El lunes 15 de marzo del 2021, decenas de chicas llegaron hasta el distrito de Educación de Pastaza para un plantón en contra de un profesor de una institución educativa del Puyo. Los mensajes que llevaron escritos en pancartas son claros: “a las aulas vo

El lunes 15 de marzo del 2021, decenas de chicas llegaron hasta el distrito de Educación de Pastaza para un plantón en contra de un profesor de una institución educativa del Puyo. Los mensajes que llevaron escritos en pancartas son claros: “a las aulas vo

El lunes 15 de marzo del 2021, decenas de chicas llegaron hasta el distrito de Educación de Pastaza para un plantón en contra de un profesor de una institución educativa del Puyo. Los mensajes que llevaron escritos en pancartas son claros: “a las aulas voy a estudiar, no a que me acosen”, “si tocas a una respondemos todas”. Foto cortesía

“Claro que te puedo ayudar”, dijo el docente de Sociología, Luis P., mientras tocaba las piernas de su estudiante de 17 años e intentaba avanzar debajo de su falda jean hacia sus partes íntimas.

Eran las 13:15 de un día normal de clases en el 2007. Todos los compañeros de Lisseth salieron del aula, minutos antes. Ella le había pedido a su profesor que le ayudara para recuperar puntaje tras una mala calificación y él le indicó que se quedara después de clases.

En ese entonces, Lisseth no pudo reconocer que estaba siendo víctima de acoso sexual por parte de su maestro. Así que, cuenta, su reacción fue levantarse de la banca en la que estaba, frente a Luis P., y salir en busca de sus amigas.

“Desde ahí me daba miedo el profesor. Yo debía estar siempre con amigas, no quería que se me acercara. Nunca dije nada”.

Lo sucedido años atrás mantuvo inquieta por mucho tiempo a la joven hasta que la indignación empezó a motivarla a hablar, al ver que la institución educativa católica, en donde estudió sus dos últimos años de colegio, rindió un homenaje a su acosador.

El 20 de noviembre del 2020, la unidad educativa de Pastaza hizo una publicación en su cuenta de Facebook, a través de la que felicitaba al profesor por sus 25 años como docente. “… en el día del educador católico, dejando su legado y educando a varias generaciones en el área de ciencias sociales”, decía parte de la publicación, que fue borrada tras la difusión de decenas de denuncias de alumnas y exalumnas que decidieron romper el silencio, incentivadas por la valentía de Lisseth.

En su perfil de Facebook, el domingo 14 de marzo del 2021 la chica contó lo sucedido en el 2007, cuando Luis P. la tocó. Ahí ella relato que el acoso sexual ejercido por el docente era de conocimiento colectivo dentro del plantel católico.

Las chicas afectadas aseguran que contaron los acosos sexuales del profesor a las autoridades del plantel católico y los funcionarios del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE). Foto cortesía

“Cuando llegué a quinto curso yo escuchaba que era morboso, abusivo. Lo comprobé hasta el día en que me tocó a mí”, dijo Lisseth a EL COMERCIO.

Tras publicar su caso, la joven empezó a recibir mensajes de chicas que también sufrieron acoso del docente cuando eran estudiantes y de otras que aún están en el colegio y también fueron acosadas sexualmente por Luis P.

“Al principio una se siente culpable, con miedo. Ahora me siento respaldada, con el corazón contento”, asegura Lisseth, tras darse cuenta de que las otras chicas están perdiendo el miedo a hablar y se están organizando para pedir aulas libres de violencia.

El lunes, decenas de chicas llegaron hasta el distrito de Educación de Pastaza para un plantón. Los mensajes que llevaron escritos en pancartas son claros: “a las aulas voy a estudiar, no a que me acosen”, “si tocas a una respondemos todas”, “ya callamos suficiente”, “en el pasado fui yo, en el presente mi hija, en el futuro ni una más”, “nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio”.

También protestaron ante la falta de acciones por parte de la institución de Puyo. “Si las autoridades no nos cuidan nosotras nos cuidamos”, “los profes me acosan, el colegio los encubre”, se leía en los carteles que las jóvenes sostuvieron con firmeza.

Las chicas aseguran que contaron sus experiencias a las autoridades del plantel y los funcionarios del Departamento de Consejería Estudiantil (DECE). “Nunca hicieron nada”, “perdí el año”, “amenazó a mi madre”, “lo encubrieron a pesar de las pruebas”, son algunas de las experiencias que le llegaron a Lisseth a través de mensajes.

Las chicas le agradecieron por haberse atrevido a contar su caso, ya que eso las motivó a sacar los suyos de la oscuridad en la que habían permanecido. “… Es por esa razón que yo te creo y te doy mi apoyo, porque pienso retomar mi juicio en contra de la institución y del maestro, porque han tomado represalias en contra de mi última hermanita”, dice uno de los mensajes.

El lunes 15, el Ministerio de Educación emitió un comunicado en el que informó que el Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) del plantel y del Distrito iniciaron los protocolos y rutas de actuación.

“La Cordinación Zonal 3 de Educación trabajará con las autoridades administrativas y judiciales en el proceso de investigación para el esclarecimiento de este hecho”, señala el comunicado.

Hasta este 17 de marzo del 2021 ya suman alrededor de 50 testimonios que han llegado a Lisseth y otras dos exalumnas que encabezan el movimiento surgido a raíz de la denuncia. Muchas, afirma Lisseth, tienen desde 15 años y temen hablar y perder el año.

El lunes 15 de marzo del 2021, decenas de chicas también protestaron ante la falta de acciones por parte de la institución de Puyo. Foto cortesía

Entre ellas está Dayana (nombre protegido), quien contó a EL COMERCIO que para ella la pandemia fue la única salida al acoso sexual que estaba viviendo en su plantel. Dos días antes de que se suspendieran las clases presenciales, el 13 de marzo del 2020, la chica de 17 años vivió el último episodio.

“Él nos daba varias materias y ese día nos hizo una evaluación de todas. Yo no estaba preparada y él se dio cuenta porque me sentaba junto al escritorio. Se me acercó y me dio el examen de un compañero que ya había terminado”.

Todos vieron como el docente le permitió copiar, cuenta Dayana. “Fue muy humillante. Yo decidí no copiar y le entregué la prueba como estaba. Cuando terminó la clase me solicitó que me quede. Yo le pedí a un compañero que me acompañe pero él (profesor) no se lo permitió y me quedé sola en el aula con él. Mi amigo me esperó afuera”.

Ese fue un momento espeluznante para Dayana. “Me hizo un gesto para que me sentara en sus piernas, como yo no quise me jaló hacia él y me dijo: ¿Y ahora cómo me vas a pagar por la ayuda?”

“No copié nada”, le aclaró Dayana. A lo que el docente respondió: “todos vieron que copiaste”. Entonces ella le solicitó que la reporte. “Le dije póngame cero o lo que sea, pero le rogaba que no me haga nada”. Luego el profesor sonrío y le pidió que vaya a su siguiente clase.

Solo le contó a su madre y ambas decidieron callar hasta ahora. La chica sabía que no tendría el respaldo del colegio, ya que en una ocasión pasada, cuenta, acudió al DECE para contar que no le gustaba que el mismo docente la toque durante los repasos de un baile que preparaban para la asignatura de educación cultural y artística.

“Él solo quería enseñarme los pasos a mí. Siempre me pedía que bailáramos juntos y se me hacía incómodo. Me dijeron: esa es la tarea y tienes que seguir si quieres tu nota. Les dije que quiero mi nota pero no el contacto con él y me respondieron: escoge el contacto o el cero”.

Dayana sostiene que tras las denuncias suspendieron al docente mientras dura la investigación y que el colegio no se ha pronunciado al respecto.

Mientras tanto Lisseth y otra joven que se han manifestado públicamente, al ya no ser parte de la institución, reciben mensajes intimidantes de dos personas: uno que se identifica como abogado del docente y otro como su hijo.

“Dicen que el profesor nos quiere demandar por calumnias, que meditemos bien sobre lo que estamos haciendo porque pueden tomar medidas legales. Pero estamos unidas y no nos van a amedrentar con amenazas”.

Estas denuncias se conocen precisamente tras la aprobación en la Asamblea de la reforma a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), que incluye todo un capítulo referente a la prevención, atención y reparación en casos de violencia en el contexto escolar.

En esta se reconocen como formas de violencia la física, psicoemocional, simbólica, sexual, social, de género, a través de medios digitales o cibernéticos. En el artículo 63 de la norma consta que es obligación de todos los integrantes de la comunidad educativa que lleguen a tener conocimiento de un acto de vulneración de derechos contra los estudiantes u otro miembro, denunciarlo a las autoridades competentes, en el plazo máximo de 48 horas.

Las autoridades educativas, establece la Ley, tienen la obligación de iniciar los procesos de investigación cuando conozcan cualquier acto de vulneración de derechos o infracción administrativa contra las personas integrantes de la comunidad educativa, considerando principalmente el interés superior del niño, casos de violencia escolar, acoso escolar o discriminación.

En la reforma se establece que la inmediatez será proporcionalmente aplicada a la gravedad del bien jurídico protegido, considerando principalmente casos de violencia sexual, acoso escolar o discriminación.

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