En un futuro no muy lejano, en Tokio, una mujer bajo el nombre de Major ha sido salvada de un terrible accidente gracias al uso de componentes cibernéticos y prótesis de última tecnología.
Niños que nacen sin brazos o personas que sufren amputaciones tras descargas eléctricas, accidentes industriales o en guerras. En Quito, ellos ya pueden someterse a una intervención, que les permitirá meses después usar una prótesis biónica, que se mueve gracias a las órdenes que emite el mismo cerebro del paciente.