Vendedoras del Mercado Central vivieron un drama cuando acudieron a prestamistas. Ahora van a cooperativas legales.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un préstamo de USD 500 millones para apoyar el presupuesto en el Ecuador.
Los préstamos quirografarios son atractivos para afiliados a la seguridad social y jubilados, principalmente por las menores tasas de interés, frente a otras entidades financieras.
La ‘Súper’ de Bancos fija las tarifas de acuerdo con el número de días vencidos. Las entidades deben llevar un registro.
Las tasas anuales que llega a pagar una persona en el sistema financiero informal (chulqueros) supera el 1238% al año.
Los afiliados del Biess tienen la posibilidad de liquidar sus créditos quirografarios utilizando el dinero sus fondos de cesantía o de reserva.
La decisión estaba vigente hasta junio, pero se amplió seis mes más. Se busca que clientes puedan acceder a préstamos.
El sistema financiero tendrá dos ajustes en este 2021. El primero es reducir el número de segmentos de crédito. De los 22 tipos existentes pasará a siete o 13, si se toman en cuenta los subsegmentos productivo, microcrédito y de vivienda de interés social.
Pocos se detienen a observar a la mujer que está sentada junto a la puerta de ingreso a un supermercado del sur de Quito. Es pequeña, de un metro y medio de alto; tiene el cabello colmado de canas.
A los créditos productivos que se han otorgado a quienes reciben el Bono de Desarrollo Humano, a manera de subsidios acumulados, se les ha puesto la marca Nosotras Emprendemos. Así, según el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), los usuarios que forman pequeños negocios accederán a mercados públicos, privados y sociales, gratuidad en talleres de capacitación especializada, simplificación de trámites para la obtención de patentes, registros o licencias, acompañamiento y asistencia técnica.
Sandra Contreras relata entre lágrimas que se está quedando sin fondos para cubrir el tratamiento de covid-19 de su madre mientras acampa en el hospital Villa el Salvador de Lima, en una muestra de cómo los frágiles sistemas de salud de América Latina están arrastrando a muchos al endeudamiento y la pobreza.
Afiliados que han visto disminuidos sus ingresos por la crisis acumulan deudas en hipotecarios y quirografarios. Y muchos quizá no lo sepan.
La necesidad de un cambio en las tasas de interés del crédito productivo es una idea que se repite en las propuestas de los candidatos presidenciales.
Finanzas firmó el acuerdo con la Corporación de Desarrollo Financiero de Estados Unidos (DFC) por USD 3 500 millones. ¿Qué pasos vienen ahora para acceder a esos recursos? No es un contrato de crédito, sino un convenio macro para acceder a una línea de financiamiento de hasta USD 3 500 millones. De ellos, 80% aporta la DFC y 20%, otros bancos internacionales. Hay dos objetivos del mecanismo. El primero es prepagar deuda cara por deuda más barata, con tasas de interés bajas y plazos largos. El segundo es reactivar la economía. Ambas metas se instrumentan una vez que acordemos los términos sobre los cuales se va monetizar un activo del Estado.
Durante la emergencia sanitaria por covid-19, la banca pública y privada ofreció a los clientes con créditos la posibilidad de diferir o prorrogar cuotas, como una medida de alivio financiero.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, canceló los programas de préstamos de emergencia de la Reserva Federal (Fed) aprobados para hacer frente a la pandemia y dijo que esos fondos los debe reasignar el Congreso.
El plazo para que los usuarios de préstamos prendarios presenten su solicitud de ampliación de pago de sus créditos vence el jueves 12 de noviembre del 2020.
En marzo del 2020, cuando comenzó la emergencia sanitaria, se aplicaron medidas extraordinarias de diferimiento de crédito, aprobadas por la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera, para que las entidades financieras otorguen prórrogas en el pago de cuotas a sus clientes.
Las ofertas circulan masivamente en páginas web, redes sociales y correos electrónicos.
Cuando una persona gasta más de los ingresos que recibe genera un déficit que lo cubre con préstamos obtenidos de alguna forma. Si se endeuda para irse de farra, jamás progresará. En cambio, si toma préstamos para comprar una vivienda, asegura en parte su futuro bienestar.