Editorial de Diario La Prensa de Nicaragua
Según Amnistía Internacional, un preso político es cualquier persona a la que se mantenga en la cárcel, o detenida de otro modo, porque sus ideas y sus actos suponen un desafío para el sistema político establecido. Por otra parte, un preso de conciencia es aquella persona encarcelada a causa de sus ideas, sus creencias, origen étnico, sexo, color o idioma.
En Nicaragua, los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos informan que hay unos 160 presos políticos y de conciencia. En su gran mayoría están presos como consecuencia de los sucesos de abril de 2018, pero 34 de ellos han sido encarcelados en los últimos tres meses, incluyendo a siete que aspiraban a presentarse como candidatos presidenciales para las elecciones del 7 de noviembre.
Algunos historiadores dicen que en el mundo, hablando en términos relativos, los presos tienen poco tiempo de existir. Durante la mayor parte del tiempo histórico, desde que se creó el Estado, los que estaban en el poder no encarcelaban a sus enemigos, simplemente los mataban.
El historiador mexicano-español Jesús García Barcala dice que en su búsqueda de datos sobre la historia de los presos políticos, el ejemplo más temprano que encontró fue el de Rusia en la época zarista, antes de la revolución bolchevique de 1917. Los zares -dice García Barcala- enviaban a sus rivales a Siberia y después los comunistas hicieron lo mismo, pero multiplicado por mucho.
En Nicaragua se podría decir que la historia de los presos políticos comenzó cuando un puñado de patriotas se alzó por la independencia nacional, en las conspiraciones de 1811 y 1812. Como consecuencia de esas luchas algunos de los rebeldes fueron condenados a muerte, y muchos otros fueron sentenciados a prisión perpetua o por tiempo determinado.
Posteriormente, las autoridades españolas cambiaron la sentencia de los condenados a muerte por la pena de prisión perpetua. Algunos de los presos políticos fueron enviados a Guatemala y otros a Cádiz, en España.
Entre esos primeros presos políticos de Nicaragua había personas que jugarían un rol político prominente después de la Independencia Nacional, como por ejemplo Juan Argüello y Manuel Antonio de la Cerda, quienes comenzaron las primeras luchas facciosas y banderizas por el poder en la Nicaragua independiente. Esa lucha enconada por el poder ha tenido breves recesos, pero no ha cesado hasta ahora. Por eso es que en la actualidad hay tantos presos y perseguidos por motivos políticos.
En Nicaragua, ni en ninguna parte del mundo, debería haber presos políticos. Las luchas por alcanzar y defender el poder deberían ser civilizadas, pacíficas y tolerantes, pero por desgracia no es así. Y nadie puede saber cuánto durará esta ingrata situación.