Los politólogos tratan de comprender y explicar los desequilibrios del presidencialismo latinoamericano.
El presidente de la república tiene la gran responsabilidad de entregar el país en las mejores condiciones que sean posibles.
Conviene estar atentos a que la muerte de la democracia no se nos cruce en el camino.
Con la muerte cruzada, Lasso gobernará por unos meses con superpoderes.
“¿Qué renovación institucional pretende Lasso, si mantiene los equipos de funcionarios de Correa?”
La mayoría que se conformó para captar el control de la Asamblea es abrumadora.
Estos asambleístas merecen irse a su casa y otros a la cárcel por todo lo que han hecho o dejaron de hacer.
La Asamblea con 88 votos reabrió el camino para fusilar al Presidente.
Errores y picardías de los dos bandos en pugna condujeron a un juicio fallido.
Los viejos jugadores de cartas nunca mueren, solo barajan.
Si no es la Asamblea, son las calles las que definirán su futuro y su permanencia en el poder.
Desde la oposición, el tema no pasa por imponer correctivos, señalar rumbos o definir políticas.
Frente a la ciudadanía, lo actuado por los legisladores deja mucho que desear.
El próximo cambio de autoridades en la legislatura entrará también en la negociación.
¿Hay o no los votos para censurar al Presidente?
No existe límite constitucional expreso para que en el medio de un juicio político el presidente accione la muerte cruzada.
Si se salva el presidente, sería un triunfo y un balón de oxígeno para intentar el gran cambio que todos reclaman.
Tenemos que modificar el andamiaje de seguridad y defensa que, hoy por hoy, aparece caduco.
¿Podrá Lasso y su equipo de gobierno hacer algo en siete meses?
Una vez pronunciado el dictamen de la Corte Constitucional que, nos guste o no, es definitivo, el país queda pendiente de lo que pueda ocurrir en los próximos días y semanas. El presidente ha declarado que se presentará al juicio político para defenderse. En consecuencia, la Asamblea deberá pronunciarse sobre su eventual destitución. Aunque los […]