La Academia no se preocupó mucho por las normas tipográficas hasta el 2010. Ese año publicó la Ortografía de la lengua española, con precisiones metodológicas en las que antes no se había detenido, y más adelante agregó normas para la escritura en medios digitales, en su Libro de estilo de la lengua española, 2019. Las empresas se guiaban para estos efectos por las normas Icontec, y las universidades, por las APA.