Los campesinos de Imbabura están preocupados por el exceso de lluvias.
Según los técnicos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), para julio se esperaban 17,6 milímetros de agua en Ibarra, pero llovió más (43,4 milímetros). Esto significa un exceso del 247%.
Según Pablo Escudero, directivo del Centro Agrícola de Ibarra, no se sembraron maíz, trigo y cebada entre enero y abril, por la falta de lluvias. Pero ahora el problema es el exceso de aguas, que no permite el crecimiento de las plantas. Además, las precipitaciones ocasionan la proliferación de plagas en las arvejas, por lo que hay que hacer más fumigaciones.
“Eso encarece los costos”, dice. Entre tanto, la producción de leche mejoró por los abundantes pastos, también a causa de las lluvias. Pero hay problemas porque en la época de vacaciones baja la demanda en el mercado.
Una situación similar también se vive en el Austro. En las últimas dos semanas las lluvias y el frío se han mantenido en Azuay y Cañar, en pleno verano. Este fenómeno anormal afecta a la producción agrícola, pero beneficia al sector ganadero.
Según datos del Inhami, en julio debía llover 33,1 milímetros en promedio, pero como hay lluvias se prevé que lloverá más (entre 75 y 100 mm), es decir, casi el triple del valor normal.
Juan Palacios, meteorólogo, explica que hay una irregularidad en el comportamiento atmosférico en los últimos siete años.
Él explicó que la humedad presente en el oeste de Brasil y Colombia hace que a través de los vientos se desplacen a la región interandina ecuatoriana.
Jorge Vélez, ganadero de la parroquia cuencana de Tarqui, dice que las lluvias mantienen con vida a los pastizales, pues en otros años se han secado por este mes.
En cambio, para Franklin Bermeo, de la Red Agroecológica Chuya Mikuna, las lluvias afectan a los cultivos más sensibles como las hortalizas y granos por el ataque de las plagas.
Estos estragos del cambio climatológico también se evidencian en la Sierra centro. Durante las mañanas hay sol y en la tarde y noche las temperaturas bajan.
En Ambato la temperatura, en el día oscilan ente los 16 y 17 grados, mientras que en la noche desciende a 9 grados.
Pero no solo es el frío, sino también las precipitaciones. En Latacunga, Ambato y Riobamba ha llovido más de lo normal para esta temporada.
Mauro Guzmán, gerente del Centro Agrícola de Ambato, comenta que “en estas fechas el ambiente es frío y seco, pero eso ha cambiado. Ahora hay lluvias que caen casi todos los días, aunque no son fuertes”.
La bruma y las lloviznas caracterizan al Litoral
A diferencia del martes pasado, en que una bruma cubrió la ciudad, acompañada de una llovizna, ayer los guayaquileños vivieron una mañana despejada y con intenso sol.
Juan Nieto, del Centro Internacional para Investigación del Fenómeno El Niño (Ciifen), explicó que esto no debe causar alarma, por el temor a más lluvias.
“El aire frío que proviene desde el Pacífico, por la corriente de Humboldt, choca con las condiciones húmedas y calientes de la zona ecuatorial, lo que genera un proceso de condensación”.
José Luis Santos, coordinador del programa para el cambio climático de la Espol, agregó otro elemento: las masas de aire caliente provenientes desde la región Amazónica. “Son condiciones normales para esta época del año. Las lluvias aisladas, de corta duración y poca intensidad, se dan especialmente en el centro-norte de la Costa del país”.
Según este especialista, son fenómenos muy esporádicos que se producirían los próximos dos meses. Y que no implica un adelanto en la temporada de lluvias o que las precipitaciones serán fuertes.
Nieto agregó que la temperatura del mar está en 2 grados por debajo del promedio para la época. Pero que aún no están las condiciones para asegurar la presencia de La Niña. “Falta, por ejemplo, que los vientos se incrementen y que el nivel del mar descienda”.