Expertos de la Fundación Charles Darwin documentaron 12 parejas reproductoras de pinzón, el ave más críticamente amenazada.
Dos tipos de aves terrestres de las islas Galápagos, el pinzón de manglar y el papamoscas bermellón o pájaro brujo, son analizados con el objetivo de preservar sus poblaciones existentes.
El crecimiento de la urbanización y la presencia del turismo en zonas ricas en biodiversidad están afectando al comportamiento de las especies. Los pinzones son algunos de los animales que ya están sufriendo las consecuencias.
Un nuevo estudio publicado en Frontiers in Zoology sugiere que el ruido del tráfico está asociada a una mayor tasa de pérdida de los telómeros en los pinzones cebra que abandonaron el nido. Los telómeros son los extremos de los cromosomas que protegen a los genes del daño y su acortamiento indica un envejecimiento biológico acelerado.
15 pichones de pinzón de manglar nacidos en cautiverio fueron liberados en su hábitat natural, después de permanecer bajo el cuidado de expertos por cuatro meses. Esta ave es endémica de Galápagos y su hábitat se ha establecido en la isla Isabela, específicamente en la zona conocida como Playa Tortuga Negra. Así lo informó el Parque Nacional Galápagos a través de un boletín.
En Galápagos se combate a las larvas producidas por una mosca que afecta a los pichones y a las madres de todas las especies de pinzones.
Los pinzones, en las islas Galápagos, se libraron de las larvas de mosca que parasitaban a los pichones y sus madres gracias al uso de fibras de algodón con insecticida en sus nidos. Así lo detalla un artículo que publica hoy 5 de mayo la revista estadounidense Current Biology. Los pájaros pertenecen a la familia de aves paseriformes Fingillidae que anidan en árboles, y por ello son más comunes en áreas boscosas. El estudio, encabezado por Sarah Knutie de la Universidad de Utah, encontró que los pájaros, estudiados por Charles Darwin, aprovecharon las fibras de algodón con insecticida que los científicos pusieron a su alcance para tejer sus nidos. Los resultados fueron muy alentadores para los científicos, que estaban preocupados por la supervivencia de todos los pinzones y en particular el llamado pinzón de los mangles, de los cuales sobreviven menos de cien en las Galápagos. Knutie explicó que las moscas fueron introducidas recientemente en el archipiélago, donde se han convertido en