Los perros callejeros causan preocupación en Quito. En la comuna de Oyacoto, en Calderón (norte de la capital) existe un botadero de basura en el que se ha vuelto frecuente que las personas abandonen animales.
Dos mujeres, Dolores Collaguazo y Romelia Castillo, se hacen cargo de alimentar, en la medida de lo posible, a cerca de 30 perros callejeros (28 hembras y 1 macho).
Castillo expresó que ha sido un gran error mudarse a vivir en Oyacoto hace siete meses, porque le da pena la situación de los perros sin hogar. “Aquí vienen y botan a las perritas con siete, ocho cachorros, o cuando están por parir”.
La mujer dijo que tiene miedo de que los canes muerdan a las personas, sobre todo, a los niños del sector. “Los perros sin esterilizar son agresivos”.
Si bien la situación ha estado presente en Oyacoto desde hace algún tiempo atrás, Castillo piensa que se agravó con la pandemia. “Pido a las personas que hagan consciencia y no boten a los animalitos. Ellos sienten y sufren”, mencionó.
“He hallado gatos en saquillos. Yo tengo 14 en mi casa. A veces los perros desaparecen y los encontramos muertos”, agregó.
Por otro lado, Dolores Collaguazo, que desde hace aproximadamente cinco años les lleva avena y arrocillo a los canes de distintas razas, que pasan la lluvia y el sol a la intemperie, dijo: “Me da mucha pena. Yo por lástima vengo a darles de comer todos los días”. “Tengo diez perros en mi casa, que recogí de aquí”, recalcó la mujer.
Las dos mujeres perciben indiferencia por parte de sus vecinos. Ellas, junto con el apoyo de una defensora de animales, enviaron un oficio al Municipio para solicitar ayuda en torno al tema, por lo que hace un mes les están colaborando con la esterilización de los perros del botadero. Sin embargo, el proceso avanza de forma lenta.
Castillo y Collaguazo solicitan que las autoridades avancen con el plan de esterilización. A la vez, piden que les contribuyan con la fabricación de viviendas para los perros. Si es con material reciclado, mucho mejor, ya que quieren evitar que se las roben.
La situación no es tan distinta en Atucucho, también en el norte de Quito. Los moradores del sector se quejan por la cantidad de perros que abundan en las calles, y que además dejan sus excrementos en las veredas, obstruyendo el paso peatonal y ensuciando el lugar.
Un hombre mencionó que más de 7 000 perros callejeros y callejizados; es decir, que tienen dueño, pero pasan tiempo en la calle, circulan por ese barrio.
“En todo el tiempo que llevo viviendo aquí, he visto que hay muchos perros. Hay más perros que personas”, mencionó Carmen Chávez, de 30 años.
La mujer recuerda que, en una ocasión, se hizo una campaña de esterilización de mascotas en Atucucho. “También parece que a algunos perros les dieron veneno para que se mueran”, dijo Chávez. “Quisiera que alguien se haga cargo de los animales. Sería bueno que los refugios hicieran algo por ellos”, agregó.
La preocupación de los habitantes de la zona tiene que ver también con que la presencia de canes acarrea problemas para la salud de las personas.
Los animales rompen las fundas de basura que se colocan en las aceras y con el viento, se esparcen los desperdicios por todo lugar. Aquello implica que se genere mal olor en el aire y se contamine el ambiente.
En Atucucho viven cerca de 25 000 personas. Si se compara los datos de los habitantes y los animales, esto significa que existe alrededor de 1 perro por cada 3 habitantes.
La Fundación Camino a Casa esterilizó a 200 canes; sin embargo, esta labor no fue suficiente para evitar la expansión de los animales.
Andrea Cortés, que lleva viviendo 12 años en el sector, mencionó que la situación de los perros callejeros siempre ha sido así. “Los dueños tienen los perritos, pero en vez de tenerlos adentro, los dejan afuera”. “Es un problema porque hay perros que son bravos y no se puede cruzar la calle, ni nada”, dijo.
“A algunos niños también les han mordido, por lo que ellos juegan en las calles y se han asustado”, añadió la mujer.