Periodismo

Hace unos tres años, el destacado periodista Javier Darío Restrepo dirigió un seminario en el que estuve presente. En ese evento tomé breves apuntes que me sirven ahora para precisar ciertos aspectos relacionados con la prensa y la autoridad política.

Restrepo precisó que existe en general una determinación en la autoridad política para eliminar la credibilidad de los medios y una tendencia a ver al periodista como un potencial adversario. Los medios, por otra parte, informan, juzgan, condenan, mueven pasiones, defienden aspectos económicos, traslucen sentimientos, ideas, que tienden a no ser sometidos a control. Por otro lado, el gobernante suele con frecuencia tener su propia óptica de los sucesos, como se ha observado en los casos de Vietnam, Iraq, actualmente Libia, etc.

Las realidades, desde arriba, suelen estar distorsionadas, por lo cual es inevitable que se produzca una tensión entre el gobernante y la prensa. Los hechos forman parte de un proceso, no se encuentran aislados, y el periodista tiene la facultad de tener una visión más amplia. Es evidente que tiene un compromiso con la imparcialidad, la objetividad y la neutralidad pero, en muchos casos, esos objetivos no llegan a cumplirse, porque la verdad tiene diversos rostros y aparece también la tendencia en el periodista a convertirse en juez absoluto.

Para Restrepo, por más esfuerzos que haga por mantenerse imparcial, nunca lo podrá lograr. El periodista tiene que preguntarse: "¿Soy imparcial?". Debe ser sincero con los lectores y no escribir nada que no le lleve a un convencimiento. Debe entender que aquello que escribe y proclama no es sino "su" verdad. Los periodistas no deben ser dogmáticos, pues las verdades suelen ser provisorias y el periodista debe estar dispuesto a revisar sus pronunciamientos frente a otros puntos de vista. Restrepo consideró que toda comunicación humana debe ser como una interpretación de los hechos que se relatan. Interpretar no es sino unir significante y significado. La historia está llamada a comprender y juzgar lo que sucedió, pero los hechos en la historia pueden siempre ser vistos y juzgados de distinta manera.

Es necesario determinar el sentido y el espíritu de los hechos y tener conciencia de que las informaciones pueden decirse de distintas maneras, por lo que tiene que ceñirse a un lenguaje ajustado, claro, estrechamente relacionado con lo ocurrido. Según Restrepo, "periodista que no estudia tiende a desaparecer". El presente es el futuro que comienza. Muy pocos acontecimientos de la historia respondieron a predicciones o al menos a expectativas.

Terminaré con unas breves líneas de Bergson: "¿Qué es nuestro carácter sino la condensación de la historia que hemos vivido desde nuestro nacimiento? No pensamos más que con una pequeña parte de nuestro pasado".

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