La pérdida de la audición no está relacionada con la edad únicamente

Pacientes con problemas para oír suelen evitar reuniones de familia o amigos, porque les es difícil seguir una conversación. Foto: Pexels.

Dificultad para seguir una conversación, una película, o que las personas de su entorno le refieran que le han contado algo del día a día, pero usted no lo recuerda son algunos de los signos que podrían indicar que tiene dificultades para oír.

“Si no recuerda es porque muy probablemente no lo ha escuchado”. Indica Victoria García Peces, facultativa del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Fuenlabrada de Madrid. Al mencionar que estos síntomas son los más comunes que refieren familiares de pacientes que llegan a su consultorio.

Aconseja acudir con un especialista en el momento en el que nota que no le apetece participar en una conversación porque no se entera de qué trata, o que evita encuentros con amigos o familiares porque le preguntan y no entiende la pregunta.

En el caso de los niños, la otorrinolaringóloga indica que los padres deben estar pendientes de si presenta un retraso del lenguaje. O si el ¿qué? es su pregunta habitual. “En esos casos siempre hay que descartar que no se trate de un problema de audición”.

Causas

Las pérdidas de audición según la localización pueden deberse a problemas en el oído medio y en el oído interno, explica la experta. En el primer caso menciona desde tapones de cera (el tratamiento sería la extracción) hasta las infecciones como las otitis externas o medias (que precisan tratamiento antibiótico).

También la presencia de moco en el oído (que precisa tratamiento médico y si no se resuelve cirugía para colocación de drenajes transtimpánicos). Además, este grupo abarca las secuelas derivadas de las otitis medias. Como las perforaciones timpánicas y/o la afectación de la cadena de huesecillos, que precisan en la mayoría de los casos de una reparación quirúrgica.

Así mismo enfermedades como la otosclerosis, que produce una fijación del huesecillo del estribo. “En estos casos le planteamos al paciente cirugía. Mediante la cual retiramos el estribo, lo sustituimos por una prótesis. En caso de que el paciente rechace la cirugía, el planteamiento sería la adaptación de un audífono”, apunta la profesional.

Eso sí, precisa que, en ocasiones, la adaptación de un audífono no es posible por problemas de supuración de oídos. En esos casos se opera al paciente para colocarle un implante osteointegrado. En el caso de problemas de oído interno, García Peces señala múltiples causas, siendo la más frecuente la presbiacusia por la edad, el uso de antibióticos ototóxicos, los traumas acústicos o las malformaciones del oído interno.

“Todas estas producen una pérdida de audición de mayor o menor gravedad que precisa, para mejorar audición, la adaptación de un audífono”. Añade que cuando la pérdida de audición es severa, con el audífono no se obtiene ganancia de audición, por lo que entonces plantean al paciente cirugía para colocar un implante coclear.

Edad y sonidos fuertes

Más de 1 000 millones de personas de edades comprendidas entre los 12 y los 35 años corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a música fuerte y otros sonidos recreativos, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El organismo advierte que esto puede acarrear a los jóvenes consecuencias devastadoras para su salud física y mental, educación y perspectivas de empleo.

“El riesgo se intensifica porque la mayoría de los dispositivos de audio, lugares y eventos de entretenimiento no ofrecen opciones de escucha seguras y contribuyen al riesgo de pérdida de audición”, acota la doctora Bente Mikkelsen, directora del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OMS.

La exposición a sonidos fuertes provoca pérdida temporal de la audición o tinnitus. Ahora bien, la exposición prolongada o repetida puede dar lugar a daños auditivos permanentes, que desembocan en una pérdida irreversible de la audición.

Luis Lassaletta, presidente de la Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología, advierte que la sordera ya no es solo una cosa de personas mayores. “Tenemos que cambiar el foco y pensar en los jóvenes que están expuestos a ruido en conciertos o con el uso de auriculares a niveles altos”.

Según el experto, las audiometrías (conjunto de pruebas que evalúan la función auditiva en términos de tono, equilibrio e intensidad del sonido) se realizan cada vez a más temprana edad. “Estamos viendo pérdida de audición de 70 u 80 años en personas a los 40 o 50 años.

Esto fundamentalmente se debe a la exposición al ruido”, alerta Lassaletta. “Hay que hacerles entender que cuando tengan 50 o 60 años su audición va a depender de la edad, pero también de cómo mime su audición durante sus años de juventud”, finaliza.


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