Hoy se estrena en Ecuador ‘Los abrazos rotos’, el último filme de Pedro Almodóvar, precedido por polémicas críticas en España. Unos consideran que estamos ante un filme poderoso y magistral del maestro español. Otros, la mayoría, lo despreciaron tanto, que hasta ‘Percy Jackson’ tiene más estrellas.
Lo que más ha molestado es el autohomenaje del director español, quien llenó los 125 minutos de ‘Los abrazos rotos’ con amplias referencias a su obra. Es como si se abrazara a sí mismo y se dijera “wow, qué genio eres, tío”.
En realidad, Almodóvar demuestra su amplio dominio de la técnica, con planos muy bien logrados y una cautivante puesta en escena. Hay consenso en esto.
Las controversias surgen por la calidad de la historia, un triángulo amoroso entre un director de cine, un viejo millonario y una secretaria pobre.
Almodóvar intenta contar una fábula del amor desgarrado, con tintes de misterio y también de comedia. El resultado es discutible y es difícil dar un veredicto tajante, pues es un filme para fanáticos del español.
El desconcierto se genera por el irregular aporte del elenco (Penélope Cruz jamás transmite algo de emoción), los innecesarios vericuetos de la trama y cierta ligereza para abordar los temas vitales. Lo que sí queda claro es que Almodóvar tiene un ego talla XL.