Bolívar: Natawa revive el tono de su páramo

Los turistas pueden recorrer el páramo recuperado por la comunidad. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Los turistas pueden recorrer el páramo recuperado por la comunidad. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Los turistas pueden recorrer el páramo recuperado por la comunidad. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Los páramos de la comunidad San José de Natawa, en la parroquia Salinas, Guaranda, son protegidos por 120 indígenas.

Los comuneros formaron 20 patrullas para recorrer las 362 hectáreas de la principal fuente de agua en la localidad. En su travesía deben verificar que los linderos no hayan sido destruidos por las comunidades vecinas de las provincias de Chimborazo y Tungurahua con el propósito de que sus ovejas ingresen a consumir las plantas. Otra de las inspecciones es que los viajeros no hagan fogatas, dejen desperdicios en la zona o se hagan sembríos en sus tierras.

Según Juan Chulco, dirigente de San José de Natawa, las resoluciones adoptadas permiten que las plantas nativas, pajonales y árboles de papel o polylepis crezcan sin inconvenientes. Además, que las almohadillas del páramo -que son las encargadas de almacenar, regular y distribuir el agua a través de canales subterráneos hasta las vertientes de los ríos- se mantengan intactas.

Este plan de recuperación y protección de los páramos se inició en el 2004. Un grupo de jóvenes decidió bajar la carga animal por la falta de agua en la época seca de la comuna para el regadío y el consumo humano.

Chulco recuerda que medio centenar de familias criaban entre 40 y 90 ovejas cada una. Las pezuñas de los borregos destruían las almohadillas y pajonales. La planta era devorada en su totalidad y el aumento de animales provocó que los indígenas continúen destruyendo el páramo y siembren pastizales.

Las secuelas aún se mantienen a pesar de estar a pocos kilómetros de la zona de amortiguamiento de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo. Al pararse sobre las almohadillas del páramo, Chulco explica que de a poco estas se van llenando.

El hombre, de 36 años, comenta que la tierra se volvió dura y que las plantas no brotaban desde la parte alta de la reserva natural de San José de Natawa. Desde este espacio se puede observar a la imponente elevación montañosa y la carretera que conecta a las tres provincias de la Sierra centro.

“El plan comenzó con la capacitación a los compañeros sobre el calentamiento global y la concientización de cuidar la montaña que es la que nos provee del agua. También, a conocer cómo reemplazar las ovejas por los proyectos productivos y la introducción de las llamas, alpacas y ganado vacuno que puedan rendirles dinero pero sin destruir los páramos”, explica Chulco.

Otra de las medidas adoptadas fue sembrar 10 000 plantas nativas, entre las que se encontraban árboles polylepis. Los comuneros construyeron camineras para facilitar la siembra sobre los 3500 metros sobre el nivel del mar, a pesar de que la comunidad se encuentra asentada sobre los 4 200 metros de altitud.

Chulco menciona que entre los habitantes se acordó prohibir la siembra en los alrededores de su casa. Para eso se busca el apoyo financiero de instituciones públicas y privadas para sembrar otras 10 000 plantas en 250 hectáreas.

Allí se planifica abrir chaquiñanes para la observación de las aves como el curiquingue, las golondrinas. Aquí existen también especies como los lobos de páramo, los conejos silvestres, entre otros animales de la geografía andina.

“Estas plantas permitirán delimitar la zona donde no se puede sembrar y hacer turismo. La recuperación de la flora y los caudales del agua en las diferentes vertientes de la montaña está asegurada”, indica Chulco.

San José de Natawa es parte de las tierras comunales de la parroquia Salinas. Hay 22 comunidades que se benefician del líquido vital de esta reserva y otras dos que están ubicadas al occidente de la cabecera parroquial.

Raúl Infante, del cabildo, menciona que las autoridades con la ayuda de los indígenas, están ofertando paseos a caballo, ciclismo de montaña y recorrido a los páramos. La oferta incluye la visita a los talleres de artesanías de lana de borrego y llamas.

Otra de las visitas es a los locales donde se elabora turrones y quesos andinos. Parte de los productos de los indígenas se entrega al proyecto Salinerito, que se encarga de distribuirlos a escala nacional.

“Estas alternativas nos permiten conservar los páramos y los ecosistemas de agua. Los animales que habitaban en estas zonas están regresando, hasta tenemos la presencia de alpacas que se alimentan y nos ayudan para el turismo”, asegura Infante.

A la comuna de San José de Natawa se llega a través de dos vías. Una de las alternativas es la de dos carriles de lastre, ubicada a 30 minutos de la parroquia Salinas y a 45 de la ciudad de Guaranda. Otra es una carretera de lastre que atraviesa parte de la reserva natural y donde se puede observar la recuperación del páramo.

Trabajo
Los habitantes se dedican a la agricultura, pastoreo y la elaboración de artesanías.

Clima

La temperatura promedio en la zona es de 8° C y en hay fuertes vientos y chubascos.

Población
50 familias  habitan en la zona que está asentada en un terreno comunal.

Etnia
La población está conformada por campesinos e indígenas del pueblo Guanujo.

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