En Macas, la capital provincial de Morona Santiago, se entregó gratuitamente palma de cera a los fieles que llegaron a la Catedral de la Virgen Purísima para conmemorar el Domingo de Ramos. La intención es que sean bendecidos y sembrados en los jardines de las casa o fincas.
Hace más de 40 años, la palmera Ceroxylon parvum era abundante en los bosques de El Oro y Loja. Ahora, toda esta zona ha sido deforestada y solo han quedado cuatro o cinco plantas de esta especie. Lo mismo ha ocurrido con la Genoma tenuissima, una palma de la Costa, que actualmente se reduce a una pequeña población en las Montañas de Ila, en Santo Domingo.
Imponentes y, las más jóvenes, escondidas entre los bosques del noroccidente del Distrito quiteño. Algunas han estado de pie por más de 100 años. Son las vigías de su ecosistema. Las palmas de cera, tradicionalmente usadas para los adornos del Domingo de Ramos, están en peligro. Pero, la mayor amenaza no son los comerciantes o los feligreses, sino la desaparición de los bosques. Esta especie es parte del tesoro de Quito.