Un estadista se caracteriza por su visión estratégica de largo plazo para la conducción del Estado en el sistema internacional; mientras que el estratega es quien debe hacer realidad el escenario prospectivo establecido en la política exterior publicada en su Libro Blanco.
El voto militar es un derecho político que a pesar de ser facultativo, no deja de preocupar inadvertidamente por el peso que tendría en el sistema electoral que se desenvuelve en al país.
Con suma desfachatez se habla de la guerra del pan en Venezuela; de quitarle del camino de la paz a Uribe, o le quitamos nosotros, según Iván Márquez de las FARC; mientras que el gobierno ecuatoriano dice: ‘o controlan a esos majaderos o los controlo yo y se arma la grande, porque yo me haré respetar’, llamando a la gente a ‘reaccionar contra esos malcriados’.
No te juntes con esa chusma, es la expresión que en la barriada de Doña Florinda, caracterizó a un genuino comportamiento social, en una alegoría que ha servido para interpretar los resultados de la conducción política del Estado, sin salirse de la encrucijada de lucha de clases sociales sino más bien ahondando la conflictividad social, causada por el progreso.
Los alarmantes escándalos de corrupción, hipoteca de la soberanía nacional por la deuda externa, concesiones portuarias y mineras de largo plazo, leyes oprobiosas, traslapan en el final del gobierno revolucionario lo que en realidad es una política de tierra arrasada, porque el daño irreparable se encuentra en los valores sociales e institucionales trastocados, la anomia social ante el autoritarismo, la destrucción de las instituciones y tergiversación de la doctrina particularmente de la defensa nacional.
La desaparición en el escenario Latinoamericano de uno de los más importantes estrategas, como ha sido Fidel Castro, abre ventanas de oportunidad para el fin de la Doctrina Monroe y un cambio de actitud con las naciones de la región, en donde se ha tenido una especie de ruptura en los últimos años, como lo afirmo el Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry.
Las Fuerzas Armadas no son revolucionarias ni forman parte de un componente de la Patria Grande de inspiración ALBA, son profesionales y ecuatorianas.
La incapacidad de distinguir la fantasía de la realidad en la que envuelven a los medios de comunicación denominados públicos, va mucho más allá de la estrategia conocida de Goebbels, de hacer verdad una mentira repetida.
Con el implante destructivo de la Revolución Ciudadana, se dice haber refundado el país, dejándonos una inconmensurable deuda que hipoteca nuestra soberanía y solo satisface a los intocables de la corrupción, mientras se pauperiza al sistema productivo nacional y se ve obligado a acogerse al acuerdo comercial con Europa aunque ideológicamente no se crea en la libre empresa.
El malabarismo semántico, que parte del autoengaño, jamás puede encubrir las cualidades viciosas, como la corrupción, tráfico de influencias, insultos y retaliaciones odiosas, aunque revestidas de un grotesco autoritarismo se impide aflorar la reflexión de la nación ecuatoriana.
La 71 Asamblea General de la ONU, de estos días, concentro la atención de los 135 países en los temas de inseguridad e inestabilidad que aquejan al mundo, destacándose el terrorismo internacional, la incontenible acción bélica expansiva del Estado Islámico y la migración que giran en torno a Siria en el fracasado intento de lograr una solución al conflicto; así como otros temas como el intervencionismo e inseguridad fronteriza de los países.
Decir erróneamente que las FF.AA. y el gobierno recurren a la institucionalidad para lograr la razón, es no entender lo que significa institucionalización. Pensar que hay separación de funciones, que no hay concentración de poder y que se entrega a las instituciones políticas la mediación y solución de problemas es desconocer la realidad. Igualmente con una provocación incesante a las FF.AA. se pone en jaque a las instituciones legales, mediante la disyuntiva amenazante de considerar al presidente como la máxima autoridad “militar”, en actos que no son del servicio, o salir del gobierno.
Columnista invitado El asombroso pedido de amparo por parte del Presidente de la República, ante la inadmisión de los casos tratados en los consejos de disciplina, al que fueran sometidos varios oficiales de las FF.AA., trata de sustentarse en el irrespeto al “control y conducción civil” de los militares.
Ecuador y particularmente Quito, donde se unen los dos hemisferios, geográficamente aportan a la simbología de unidad e integración sudamericana, para que la sede de Unasur, esboce su horizonte de inspiración en el ejemplar legado histórico de los libertadores Simón Bolívar y San Martín, luego de haber logrado conquistar la independencia de nuestros países.
Los privilegios o ventajas, en la sociedad terminan cuando una institución como la militar, fundamenta sus derechos en la Constitución y la ley; siguiendo la voluntad soberana de la población antes que al trato discriminatorio y a las decisiones arbitrarias en la interpretación de la ley de Seguridad Social de las FFAA.
La cooperación externa de capital, tecnología e inversión, con la visión de futuro del liderazgo político de un estadista, ha hecho realidad la imagen del Canal Ampliado de Panamá del año 2025.
Para halagar al designio de “gobernar con tenientes” a las FF.AA., se quiere acelerar con paso alargado, medidas anticonstitucionales y de abuso de poder, para acabar con lo poco que van quedando de una de las instituciones de mayor credibilidad, prestigio y servicio a la nación ecuatoriana que tiene nuestro país.
Los criminales atentados terroristas, que conmocionan a Europa y al mundo, reclaman mayor atención para incrementar nuevas modalidades de inteligencia y políticas de seguridad y defensa, en las que se revisen el enfoque de apertura de fronteras y la libre movilidad en el espacio Schengen, aunque hayan servido de ejemplo para otras regiones del mundo.
Como una última bocanada de la paradigmática Guerra Fría, se realizó la visita del presidente Maduro a Cuba, para sellar de un plan de cooperación conjunta hasta el 2030. Con 100 000 barriles diarios de petróleo, Maduro trata de asegurar la lealtad y apoyo cubano contra la supuesta “guerra económica” desatada por sus opositores y por extensión contra los países de la Alba.
La creación de una arquitectura financiera regional y el reemplazo en el mediano plazo de la OEA fueron las delirantes propuestas planteadas en la IV Cumbre de la Celac. El tiempo que motivaron su atención fue menor del que se necesitó para leerlas.