¿Y dónde están los niños?

En octubre del año pasado, tuve la extraordinaria oportunidad de visitar varias empresas exitosas en Italia y conocer ciudades como Bolonia, Venecia, Milán, Maranello, Florencia, Verona, Forli.

Mi corta permanencia en Europa me permitió, a más de las visitas referidas, apreciar un mundo diferente. La gente es algo fría pero a la postre muy amable; no obstante, un aspecto que me llamó la atención, es que varias personas se movilizan a pies con sus mascotas, a las que les dan atención adecuada y preferencial; que satisfacción apreciar un comportamiento en ese sentido; empero, vino a mi mente una inquietud, que se tradujo en interrogante: ¿y dónde están los niños?


Para satisfacer la inquietud, conversé con Giuseppe, gerente de un hotel en Bolonia; un compañero de trabajo, Giovanni que es italiano y varias personas que se cruzaron en mi camino. Dijeron que los europeos en general, y los italianos en particular, tienen una mentalidad planificadora. Por lo tanto, con respecto a cuántos hijos tener, se preguntan ¿cuánto nos cuesta tener un hijo?, (manutención, educación, diversión, etc.). 


Otro aspecto es que los jóvenes son dependientes de sus familias hasta pasados los 30 años, edad en la que generalmente terminan sus estudios universitarios y reflexionan que tener hijos les impediría crecer profesionalmente. Sobre la base de estas y posiblemente otras consideraciones, toman la decisión de no tener hijos, decisión que a la postre resulta ser pragmática, fría, calculadora, pero respetable. 


En contraposición, algunos latinos piensan que el número de hijos debe estar en función de lo que “Dios de”; respeto pero no comparto este adagio, estimo que las parejas deben tener hijos como Dios manda, pero en función de una planificación orientada a cuántos hijos tener responsablemente, y conscientes de que la llegada de un vástago es felicidad, orgullo.

Suplementos digitales