Las negociaciones de paz para Siria entran en un callejón de difícil salida

Turquía. Refugiados sirios cruzando la frontera a Turquía. La Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza opositora, pidió al Congreso estadounidense que autorice una intervención militar para detener la

Turquía. Refugiados sirios cruzando la frontera a Turquía. La Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza opositora, pidió al Congreso estadounidense que autorice una intervención militar para detener la "maquinaria de asesinatos del régimen". Fo

La actual ronda del proceso de paz para Siria se acerca a su final sumida en un callejón sin salida y con pocas esperanzas de que el régimen y la oposición retomen las negociaciones próximamente, debido a las discrepancias aparentemente irreconciliables entre ambas partes.

El tono de confrontación habitual entre las dos delegaciones subió hoy, 14 de febrero, de nivel cuando se recriminaron mutuamente una nula voluntad de implicarse en el diálogo, dejando entrever que no tiene sentido continuar si no hay un cambio de dinámica.

Contundentes fueron las palabras del portavoz de la oposición, Louay Safi, que afirmó que es imposible avanzar en el proceso de paz si sigue como interlocutor del régimen el actual equipo negociador, al que acusó de utilizar el terrorismo como pretexto para eludir un debate sobre transición política.

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"Estamos en un punto muerto. Continuar de esta manera implica que las negociaciones no se encaminarán hacia una solución política", aseveró.

El viceministro de Exteriores sirio, Faisal Makdad, tampoco escatimó en dardos hacia sus rivales, de los que dijo haber recibido solamente "insultos y muestras de apoyo al terrorismo".

Aunque los contactos no han concluido oficialmente, el cruce de duras acusaciones entre las partes deja claro que no queda mucho por hacer y, previsiblemente, el mediador, Lajdar Brahimi, comparecerá mañana ante la prensa para comunicar el fin de esta segunda ronda.

Con las delegaciones atrincheradas en sus posiciones, no parece muy probable que el mediador anuncie la fecha para una nueva tanda de conversaciones, que en un principio se iba a producir tras una semana de receso.

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"Creo que esa tercera ronda se va a retrasar a la espera de más esfuerzos diplomáticos, sobre todo, de los promotores del proceso, EEUU y Rusia", dijo a Efe Monzer Akbik, portavoz de la Coalición Nacional Siria (CNFROS), alianza de opositores, principalmente en el exilio, que negocia con el gobierno una salida al conflicto armado que está desangrando el país.

Hasta ahora la oposición siempre ha reafirmado su disposición a volver las veces que haga falta a Ginebra, pero Akbik se mostraba más reticente a esa opción y señaló que no van a venir a "perder el tiempo" a menos que "se aprecien progresos" que reaviven el diálogo.

Las esperanzas están ahora depositadas en la capacidad de influencia de Estados Unidos y Rusia, que ayer acudieron al rescate de las negociaciones con la presencia en Ginebra de los "número dos" de sus diplomacias, Wendy Sherman y Guennadi Gatílov.

Precisamente Gatílov pronunció hoy, 14 de febrero, las palabras más pesimistas sobre el estado de las tratativas, en las que los sirios no han podido ni ponerse de acuerdo en la agenda de temas a abordar.

"No es que las negociaciones estén en un impasse, es que ni siquiera han empezado", subrayó.

Además de influir y asesorar a las partes, otra posibilidad sería que representantes de EE.UU. y Rusia se impliquen de manera más activa en las conversaciones y que las futuras rondas incluyan reuniones conjuntas de éstos con las dos delegaciones sirias.

Aunque ni el gobierno ni la oposición de Siria parecen dispuestos a aceptar lo que denominan "injerencias extranjeras", lo cierto es que las escasas buenas noticias que se han escuchado en casi tres años de hostilidades se deben a la implicación activa de Rusia y EE.UU.

Gracias a sus esfuerzos diplomáticos -junto con la ONU- el proceso de paz arrancó hace un mes con el mérito de reunir en la misma sala a los adversarios, guiados por el "Comunicado de Ginebra", la hoja de ruta que las dos potencias acordaron en junio de 2012.

Y fueron también ellos quienes concretaron un plan de desarme químico que disipó la amenaza de intervención militar de EE.UU. en Siria, medida que iba a recrudecer una guerra que ha causado unas 135 000 muertes y que más de 9,5 millones de personas hayan tenido que abandonar sus hogares.

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