En las calles de Nayón se respira calma. La gente camina por las calles adoquinadas sin prisa, sin mirar de reojo a los costados.
Tampoco abrazan las carteras; las cargan sin advertir peligro. Al ingreso a la parroquia, se levantan locales que ofrecen plantas y flores de todo tipo: crisantemos, geranios, buganvillas, calanchoas… No por nada, Nayón se ganó el apodo de “El Jardín de Quito”.
El sábado último, la parroquia, asentada en el este de la capital, fue noticia por el ataque a un grupo de jóvenes durante un concierto de Hip-Hop. Hubo once heridos. Los testimonios de los asistentes dan cuenta que los agresores llegaron en dos camionetas y cargaban cuchillos, palos, e incluso armas de fuego.
¿Qué provocó la ira de los jóvenes? Ramiro Mantilla, comandante del Distrito Metropolitano de Quito, señaló que un grupo de artistas quiso presentarse en un horario no asignado. “Esta situación les molestó y se inició una gresca”. En el evento musical también se promocionaba el lanzamiento del CD de una banda.
72 horas después de esos hechos, Nayón vuelve poco a poco a la calma.
Rosa Luguaña nacíó en en la parroquia. Tiene 65 años. Mientras lava su ropa en una piedra, la mujer cuenta que los hechos del sábado no habían pasado nunca. “Fue gente extraña. Aquí nos conocemos todos y ellos no eran de la parroquia”.
Luguaña, de piel curtida por el sol y cabello cano, prefirió encerrarse en su vivienda y no salir a ver lo que ocurría aquella tarde. Los insultos que profirieron los jóvenes la asustaron.
Las autoridades califican el evento violento como un caso fortuito. También ratifican lo dicho por Luguaña: gente ajena a la parroquia llegó y protagonizó el escándalo.
Olvidado el tema, la población de Nayón sigue a lo suyo: dedicada al cultivo de flores, plantas, frutales… Mientras tanto, en Quito, la Policía investiga la identidad de los agresores.