Pondo Wasi (Casa del Pondo, en español) es un inmueble que se transformó de vivienda familiar a un centro turístico. La edificación, de paredes de tapial y techo de teja, está ubicada en la comuna La Magdalena, parroquia de Angochagua, en el suroriente de Ibarra.
Bolsas de té para desinflamar los ojos. Aceite de almendras para suavizar la piel. Hojuelas de avena para exfoliar el rostro. Mascarilla de aguacate para nutrir el pelo... Una amplia variedad de frutas, flores y plantas ha sido usada desde hace miles de años en temas de belleza. Sin embargo, en los tiempos más recientes ha crecido la demanda –y oferta– mundial por cremas, tratamientos, maquillaje y toda clase de productos naturales para el cuidado corporal.
Las conclusiones de la Conferencia internacional de Sendai (Japón) para prevenir las catástrofes naturales dejaron un regusto amargo a las oenegés, para quienes las naciones ricas faltan a su deber y no se comprometen lo suficiente.
En primera línea tanto en el hogar como en los hospitales, las mujeres son a menudo las primeras víctimas de catástrofes naturales y epidemias, pero también pueden ser una pieza clave en la prevención, según se dijo en la conferencia de Naciones Unidas en Sendai (Japón).
Impactada por los ingredientes que tienen los champú y aterrada, pensando en que esos productos causarían daño a su bebé, una joven norteamericana llamada Jaquelyn Baers decidió hace cinco años no usarlos más. Para contar su experiencia creó un blog en 2012, para compartir la experiencia de vivir sin champú. “Tienen conservantes como parabenos, ftalatos que son sustancias plastificantes usados en la industria para la flexibilidad y durabilidad de los plásticos. También tienen derivados del petróleo como detergentes y otras sustancias químicas tóxicas que creo son peligrosas”, explica en su blog. Para ella son un cóctel de ingredientes impronunciables y misteriosos que jamás pensaría en comer, entonces se pregunta, ¿por qué colocar todas esas cosas en tu pelo? Partió cambiando los clásicos champús de supermercado por los más caros y orgánicos. Pero tampoco se convenció. “Vale la pena gastar tanto dinero en esos productos cuando la mitad de los ingredientes no se puede pronunciar ni sabe