El 7 de noviembre de 2001 un grupo de 11 futbolistas comandados por Hernán Darío Gómez desató la algarabía no solo en el estadio Olímpico Atahualpa, sino en todo el país. La Selección ecuatoriana de fútbol se clasificaba por primera vez a un Mundial de Fútbol. Desde las 16:00 de aquel miércoles, 40 000 aficionados colmaron los graderíos del Coloso de El Batán esperando ver a once guerreros saltar al campo de juego con el firme objetivo de conseguir la clasificación al Mundial de Corea-Japón ante una aguerrida selección uruguaya.