Un misterioso monolito metálico, de unos tres metros de altura y similar al que apareció en el desierto de Utah (EE.UU.) a finales de noviembre, fue hallado el jueves 11 de diciembre del 2020 a orillas del río Vístula a su paso por Varsovia, sin que se haya establecido quién lo colocó o su procedencia.
En las últimas semanas el mundo fue testigo de una situación bastante misteriosa: al menos cuatro monolitos desconocidos aparecieron, sin ninguna explicación, en cuatro lugares completamente distintos y alejados.
Unos excursionistas encontraron este domingo 6 de diciembre del 2020 un monolito metálico en una reserva natural de la provincia de Frisia, al norte de Países Bajos, similar a los descubiertos en las últimas semanas en Estados Unidos y Rumanía y cuyo origen aún se desconoce.
Un grupo de excursionistas descubrió un monolito metálico en una ruta montañera de la costa central de California, en Estados Unidos, dos semanas después de que una estructura similar fuera hallada en el desierto de Utah y otra de características parecidas se encontrara en Rumanía.
Dos monolitos llevan semanas generando revuelo en redes sociales. Esto, pues ambos aparecieron repentinamente en sitios rurales de Utah (Estados Unidos) y Rumania.
El cerro de Las Negras, ubicado en las comunas Juntas y Sacachún en Santa Elena, ofrece bondades para el turismo comunitario con acento en lo ancestral, según un estudio de la Regional 5 del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), que recomendó declararla área protegida.
Cuenta la leyenda -que aún la recuerdan sus añosos habitantes-, que las lluvias abandonaron Sacachún cuando se llevaron a San Biritute. El monolito tallado en roca marina es para los sacachunes su dios de la lluvia, de la fertilidad, del amor.
Los comuneros han equiparado las figuras de monolitos con las de santos y dioses. Las bajaron a sus plazas y las erigieron como centros de identidad. A San Biritute, talla de apariencia humana, le atribuyeron en Sacachún (Santa Elena) poderes divinos: el don de originar la lluvia (aunque fuera bajo azote) y de propiciar la fertilidad entre las mujeres que rozaban su zonas íntimas con la forma fálica de la piedra.