De la leyenda a la realidad. Miguel de Santiago fue un pintor de la talla de los artistas europeos del siglo XVII. La conclusión es tajante, luego de cuatro años de análisis de la obra del ícono de la Escuela Quiteña, así como de escudriñar en los pasajes de su vida.
Miguel de Santiago es un personaje icónico de Quito. Su obra, los mitos y leyendas que se han creado alrededor de su figura mantienen altos niveles de popularidad dentro y fuera del mundo artístico contemporáneo.
Cuenta la leyenda que para elaborar el Cristo de la Agonía, Miguel de Santiago (1630-1706) torturó y atravesó con una lanza a uno de sus talleristas, quien posaba crucificado. El objetivo del maestro: captar la expresión de sufrimiento que debió experimentar Jesús en su calvario. Este relato, que termina con la muerte del modelo, nunca pudo ser corroborado a través de fuentes oficiales.
Cristian Balarezo, historiador de arte y restaurador, investigó y asegura que la obra el Cristo de la Agonía, de Miguel de Santiago, se encuentra en el Museo de la Orden de los Descalzos, en Lima, Perú.
Un total de 52 cuadros, recientemente restaurados, sobre la vida y muerte de San Agustín, pintados en el siglo XVII por el afamado artista quiteño Miguel de Santiago, volvieron el 13 de abril a lucir en el convento mayor de la congregación de los Agustinos en la capital ecuatoriana.
Las obras del pintor Miguel de Santiago, que se exponen en el convento de San Agustín, fueron sometidas a un proceso de restauración. Se estima que los trabajos de recuperación de los cuadros concluirá en marzo.
Las hábiles manos de los pintores ecuatorianos Manuel García y Juan Cuzco dan las últimas pinceladas sobre el gigantesco cuadro El nacimiento del santo, obra de Miguel de Santiago, que permanece en el interior del Convento de San Agustín y que es sometido a un profundo proceso de restauración.
El notable pintor del siglo XVII, Miguel de Santiago, creó para la mariología quiteña las llamadas “Inmaculadas Eucarísticas”, que a más de vincular el tema de este sacramento con María, en los respectivos cuadros aparece la madre de Jesús, junto con la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.